Joaquín Pérez Azaústre presentó su obra ‘Vida y Leyenda del Jinete Eléctrico’

03/12/2013

diarioabierto.es. Joaquín Pérez Azaustre, colaborador de diarioabierto.es ha ganado el Premio Jaime Gil de Biedma de Poesía. Su libro, Vida y Leyenda del Jinete Eléctrico fue presentado hace unos días en la Librería Méndez, de Madrid.

En el acto, Rodolfo Serrano, presentó el poemario con estas palabras:

Decía Don Antonio Machado en aquel brillante El Mañana Efímero que España había “de tener su mármol y su día, su infalible mañana y su poeta”. Y me parece a mí que Joaquín Pérez Azaustre es un buen ejemplo de ese mañana que anunciaba Machado y que saltaba por encima de la charanga y de la pandereta. Joaquín es de esa “España vengadora, la España de la rabia y de la idea”.

Machado y Joaquín tienen mucho en común. Y en este libro hay buenos ejemplos de ello: no sólo por el respeto –tan escaso en estos tiempos de verso blanco- por la métrica, por la musicalidad de los versos, sino sobre todo, porque entre las líneas del jinete pueden encontrarse imágenes que –estoy seguro- el propio Don Antonio hubiera bendecido. Y porque la realidad, el momento, el instante que vive el poeta, está ahí:

quien os hizo creer que la hacienda era vuestra
que era vuestro el jornal que el regadío era vuestro
miedo verde la ley la pericia no es vuestra
la finura el arreo ni la soga ya es vuestra

Y cierra:

sólo la enfermedad que pagareis es vuestra
y nunca fue más nuestra cualquier poesía política.

Joaquín está en su tiempo. Ve y vive su tiempo:

cómo va a  disentir ninguna eternidad de su esquiva hipoteca
vamos a rodear el congreso a vallarlo con la fiebre añadida.

libro azaHay una larga cita de Machado, que yo creo nos da una visión extraordinaria de lo que es la poesía y que encaja perfectamente con este libro: “Entretanto se habla de un nuevo clasicismo y hasta de una poesía del intelecto. El intelecto no ha cantado jamás, no es su misión. Sirve, no obstante, a la poesía, señalándole el imperati­vo de su esencialidad. Porque tampoco hay poesía sin ideas, sin visiones de lo esencial. Pero las ideas del poeta no son categorías formales, cápsulas lógicas, sino directas intuiciones del ser que deviene, de su propio existir; son, pues, temporales, nunca elementos ácronos, puramente lógicos. El poeta profesa, más o menos conscientemente, una metafísica existencialista, en la cual el tiempo alcanza un valor absoluto. Inquietud, angustia, temores, resignación, esperanza, impaciencia que el poeta canta, son signos del tiempo, y al par, revelaciones del ser en la conciencia humana”.

Hay algo, además que acerca –y mucho- a Joaquín a los clásicos, a la poesía de siempre. Todo momento tendrá su poeta, decía al principio. Y ahí está este libro, lleno de imágenes maravillosas. Es un libro lleno de su tiempo, con las imágenes y los dioses de su tiempo.

Porque al igual que en el imaginario de los artistas del Renacimiento estaban muy presentes las mitologías y los héroes griegos y latinos, en la actualidad el cine está siempre presente en nuestro imaginario. Así, este Jinete Eléctrico, su vida y leyenda

En la poesía del Renacimiento era imprescindible la imaginación para vivir las conquistas de Zeus. Ahora con las nuevas posibilidades audiovisuales todo pasa por encima de nosotros y sólo hace falta un poeta para que nos haga una bella trascripción de cualquier historia.

Ese Jinete Eléctrico, es el héroe cansado y solitario de cualquier odisea. Con las mismas palabras y los mismos versos. A mí hay versos que me han llegado con la pureza de los poetas beat, con la crudeza poética de Dylan –el músico-, como cuando escribe:

diles que willie boy saltó del tren en marcha
quemó el desfiladero del planeta en cenizas
y no volvió a encontrar a ningún tripulante
que desvel el secreto de la ferocidad.

Escucho a Cohen, a Gisbert, a Corso.

Es este un libro lleno de mensajes, abierto a mil lecturas diferentes. Está Madrid y sus barrios (recuerdo aquella noche era el café barbieri y la maleta/que no encontró su sitio fuera de lavapiés).

Un libro de mitos y de amores. De desasosiego. Libro múltiple: Hay momentos en que vuela hacia Lorca. Y con Lorca nos sumergimos en el Poeta en Nueva York, con los mismos paisajes, la misma claridad negra de Lorca. Con Alan Ladd y su patético secreto, Joe Turner, Woodward… y esos versos perfectos, esas brillantes imágenes que, de pronto, rompen, rasgan la noche: “en la noche encriptada un aviso de humo”.

Y siempre el héroe. Esos héroes marchitos y perseguidos:  Sundance y Butch:

 “pero estáis acabados y no sabéis podar
nuestras flores de mayo fuera de las murallas”.

No es éste un libro fácil. Es un libro sudado, amasado tierna y fuertemente. Cada palabra tiene su sentido porque hay otras a su lado que encajan en sus imágenes. Nada es fácil ni gratuito en el Jinete. Y como su leyenda se pierda en la noche, porque el mismo Joaquín lo advierte: “yo no puedo hacer personajes con símbolos”.

Y esa belleza sublime de un verso, encontrado de pronto, al azar: “y tocaré otra vez con mis dedos mojados tu promesa en el aire”.

Ay, que deseo infinito de robar esta poesía, estas palabras. Porque este libro, además, tiene una virtud que, a lo peor, Joaquín no me perdona. Y es que se puede leer a golpes, al azar, abriendo y cerrando el libro, dejando que la mirada se detenga en cualquier parte. Y leer. Y cerrar los ojos. Y dejar que la palabra te sugiera algo, cualquier cosa.

Por ejemplo ese final-promesa:

pagaremos tus deudas pero ven con nosotros
quién bendice el silencio al salir de las aguas

Nos bendice, Joaquín, la poesía, tu poesía, al salir de las aguas.

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