Azul eléctrica emoción

13/12/2013

Daniel Serrano. He aquí un libro necesario cuando hay tantos que no lo son, he aquí a un poeta de la generación beat, he aquí a un jinete en la tormenta.

Gregory Corso, el viejo Gingsberg y tú, bello Walt Withman, duerme a orillas del Hudson. La noche en que llegué al café Barbieri, Sunset Boulevard, Willie Boy saltando de un tren en marcha. Vida y leyenda del jinete eléctrico suena a veces como Puma en el zoológico de Chapultepec o como Aullido o como un western nocturno.

Joaquín Pérez Azaústre vuelve de nadar y escribe versos como quien lanza un adoquín desde la barricada, “volveremos quizá a velar los maizales” y también “quién os hizo creer que la hacienda era vuestra” y “volaremos de wakefield a las constelaciones”. Es el sueño de una insurrección que se construye en forma de largo poema, el futuro ya no es lo que era, camarada, y Joaquín, expatriado en el territorio de la lluvia, ha visto a las mejores cabezas de su generación devastadas por hipotecas tramposas y Robert Redford luce bigote y sombrero vaquero en su recuerdo de niño que creció con el cineclub de los jueves por la noche en el UHF.

He aquí un libro necesario y un libro en el que se pueden leer cosas tan bellas como estas: “estratificación de un lugar aterido de autentificación/ de una edad pulmonar sálvala de la llama/ no la dejes caer hoy no puede romperse/ hacia el culturalismo colonial Heráclito revienta/ de sudor amarillo con su pánico verde”. Y podríamos seguir citando, que es algo que (ya lo saben ustedes) a mí me apasiona porque a mí me gusta mucho citar y a Joaquín también aunque él cita mucho mejor, repasa las películas que nos han hecho hombres. Dos hombres y un destino, El jinete eléctrico, Las aventuras de Jeremiah Johnson, Los tres días del cóndor, Todos los hombres del presidente.

Pero ahora el mejor cine se hace en la publicidad de perfumes, ya es Navidad y mucho más en El Corte Inglés. Y, sin embargo, la poesía (no me importa caer en el tópico) sigue siendo un arma cargada de futuro y Joaquín Pérez Azaustre es un poco como Woody Guthrie y su guitarra en la que podía leerse Esta máquina mata fascistas.

Vida y leyenda del jinete eléctrico es V de Vendetta para lectores de poesía. Es una obra maestra y diría que el mejor poemario (o el mejor poema) de Joaquín pero tal vez decir algo así pueda colocar el resto de su obra en lugar menor y no es eso (qué caramba), no es eso.

Me refiero a que uno lee libros de poesía en los que un verso revelador redime a su autor del abismo pero en este no, aquí cada verso cuenta y todos son imprescindibles y añadiré (y esto no suele ser argumento que utilicen los reseñistas de poesía) que resulta este Vida y leyenda del jinete eléctrico de una amenidad reconfortante. Incluso sostendría (lo sostengo) que es la lectura adecuada para luego irse copas y quemar la noche en pleno subidón. Con su punto de melancolía pero un fondo de esperanza que nos arroja a lanzarnos como William Wallace contra el opresor.

Vida y leyenda del jinete eléctrico es una pieza sobresaliente de la poesía actual y la poesía vive, resulta casi increíble pero está viva y este libro lo prueba. Y me gusta que alguien de mi generación (aunque yo soy, ay, más viejo) siga verso a verso peleando. La pelea nos mantiene en lo alto de la existencia.

Sólo (permítame el paciente lector) una cita más: “hoy ha vuelto la peste al ejército chino/ mira los pies ligeros bajo el casco brillante/ fueron ya despojados por las grebas hermosas”.

Hay que leer algo así.

(Y en cuanto al título de esta reseña, sí, en contra de lo que predican los profesores de másters y otra roña académica y Álex Grijelmo, supongo, y demás gurús, santones e idiotas de la ortodoxia, sólo es un título al que acudo, el título de un disco de La Granja, grupo pop del cual no he vuelto a saber y ni siquiera conozco más que un par de canciones. Pero me gusta ese verso y ahí está. Y me he acordado de esas palabras y las palabras son de quien las necesita y me he dicho, qué demonios, están muy bien para hablar del libro de un amigo).

Vida y leyenda del jinete eléctrico. Joaquín Pérez Azaústre. Visor. 72 páginas.

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