Para comprender mejor lo que digo, mejor pondremos un gráfico del S&P 500 en barras de cinco minutos:

A las cuatro de la tarde, hora europea, ya estaba vendido todo el pescado. Wall Street llegaba hasta ahí y no siguió apostando fuerte ante la reunión de la Reserva Federal que debería desvelarnos el miércoles algún calendario para la retirada de estímulos.

Y no pierdan de vista al cierre de opciones y futuros del viernes, que hay mucho dinero en juego y podemos ver movimientos extraños en estas jornadas. Es el vencimiento más importante del año y suele justificar el tradicional (pero no obligatorio) Rally de Santa Claus, pero ya veremos si este año estamos con fuerza y ganas para semejantes esfuerzos.

Lo cierto es que el PMI de noviembre, realmente bueno, animó un poco el cotarro. Parece que poco a poco se ha iniciado la transición del pensamiento hacia una forma más lógica y lo bueno vuelve a ser valorado como bueno y lo malo como malo. Será que saben que la decisión está tomada y no la van a cambiar por un dato mejor o peor de tal o cual macromagnitud.

Pero hay que andarse con mil ojos, que tenemos unos días realmente complicados por delante y para estar en el mercado con algunas garanías en este momento habría que estar en tiempo real al segundo en lugar de ver las cotizaciones al cierre o al día siguiente.

Pero lo que vale es lo que vale. Y esta vez es el resultado. El Dow Jones avanzó un 0,82%, el S&P 500 un 0,63% y el Nasdaq Composite un 0,71%