Basta con examinar la agenda que ofrece diarioabierto.es, para comprobar que efectivamente el sistema financiero, la banca y el sector asegurador, tienen un problema con el calendario.

Lo peor no es la coincidencia de actos el mismo día y a la misma hora, sino que las entidades no parecen querer resolver el problema. Todo lo contrario. Nadie quiere ceder y cambiar la hora de un acto para que no coincida con otro, aunque eso implique una peor cobertura informativa de éste.

Valga una muestra. La Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie) informa el 15 de abril a las 11, 17 horas que ha organizado un desayuno informativo con el ministro de Economía el 23 de abril a las 10,00 horas. Acto que rápidamente se ha incorporado a la agenda de diarioabierto.es. Pues unas horas más tarde, 17,30 horas, Bankinter convoca para la presentación de sus resultados trimestrales. ¿Se imaginan qué día y a qué hora? Efectivamente. El 23 de abril, a las 10,30 horas. Ni siquiera se molestan en consultar las agendas para ver si coinciden con más actos.

También me sorprende la pasividad, en esta cuestión, que muestran tanto la Asociación de la Prensa como la Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie), cuando afecta sobremanera a la calidad del trabajo de los profesionales de la comunicación.

Porque esa coincidencia en la presentación de resultados a periodistas no se suele producir cuando los destinatarios del acto son los analistas.

Veamos algunos ejemplos. El martes 22 de abril, a las 12,30 horas coinciden la presentación de la plataforma de firma digital Bdocsign por Alianet y Gneis (grupo Bankinter), y la asamblea general de la Asociación Española de Banca (AEB). No cabe duda alguna sobre dónde se va a centrar la atención mediática, sobre todo porque supone la llegada del ex director general de Regulación del Banco de España, José María Roldán, a la patronal bancaria tras la polémica suscitada por el intento de veto del ministro de Economía, Luis de Guindos.

Bankinter es miembro de la AEB, por lo que se entiende mucho menos que organice la presentación de un acto a la misma hora que su patronal. Con lo fácil es que adelantarla a las 10,30 horas, por ejemplo, para garantizarse la presencia de periodistas en esa presentación.

Dos días más tarde, el 24 de abril, vuelve a producirse una avalancha de coincidencias, algunas de ellas de más difícil solución. Ese día, a la misma hora, presentan resultados el Banco Sabadell y CaixaBank, dos de las entidades habituadas a convivir sus actos de rendición trimestral de cuentas con los de otras entidades (generalmente es el Santander, en el primer caso, y el BBVA y/o el Popular, en el segundo). Además, CaixaBank celebra unas horas después su junta general de accionistas. Ya se ha encargado hábilmente el Sabadell de encontrar la fórmula para garantizar la asistencia de periodistas a la presentación de resultados, pese a la dura competencia de CaixaBank.

Pero tiene menos explicación, y una solución mucho más sencilla, la coincidencia del XX Concurso Sectorial de Detección de Fraudes en Seguros, organizado por Icea, el servicio de estudios del sector, con la presentación de la Fundación Línea Directa. Que sea el mismo día tiene un pase. Pero no que sea a la misma hora. Flaco favor hacen al seguro esas chapuzas con el calendario.

Porque Línea Directa comparte con su casa matriz, Bankinter, esa extraña querencia por organizar actos el mismo día que otras entidades de sus respectivos sectores. Y la misma obcecación por mantener el error y no cambiar al menos de hora la convocatoria de un acto, pese a quien le pese.

Un ejemplo de cómo se puede arreglar una mala decisión es el 30 de abril. El Banco Popular y el BBVA coinciden, una vez más, en la presentación de resultados. Sin que se le cayeran los anillos, el Popular ha optado por madrugar la suya, pasando de las 11,00 horas habituales a las 9,30 horas, dejando al BBVA el acto de las 12,00 horas.

Pero uno piensa más de una vez que el calendario de actos de algunas entidades parece realizado por sus peores enemigos. Y ya se sabe que el peor enemigo siempre juega en casa.