Cuentan los que saben de esto que fue el dato de ventas de viviendas de marzo el que llevó al mercado americano a la duda, pero no termina de convencerme la explicación como causa solitaria de la ligera caída de hoy.

Las ventas de viviendas nuevas decrecieron en marzo cuando todo el mundo esperaba una subida, pero lo peor no fue eso. Lo peor fue que se situaron en niveles no conocidos desde julio del año pasado, poniendo en cuestión de nuevo la fortaleza de la recuperación de la economía estadounidense.

Un mal dato, sí. Incluso muy malo si tenemos en cuenta que las 384.000 nuevas viveindas vendidas en marzo suponen una cifra inferior a la peor registrada en la recesión de 2001, a pesar de que la población estadounidense es ahora sustancialmente más numerosa que entonces.

Pero a mí me da la sensación de que se trata de un ‘retroceso controlado’ de esos que sirven a los índices para recuperar el resuello tras un ‘winning strike’ de seis sesiones. De hecho, salvo un Nasdaq Composite que en los últimos tiempos muestra un comportamiento un poco extremo para lo bueno y para lo malo, el resto de índices han sufrido un retroceso casi testimonial por lo poco intenso del mismo.

En el fondo, todo va a depender de lo que los resultados empresariales vayan diciendo y, de momento, el 62% de los presentados ha batido las previsiones de los analistas, lo que ya iguala lo conseguido en el trimestre anterior. Quedan muchas empresas por delante, pero ahí queda el dato.

Al cierre, el Dow Jones perdió un 0,08%, el S&P 500 un 0,22% y el Nasdaq Composite un 0,83%. Lo dicho, al séptimo dìa, descansó.