Leonor, la princesa de Asturias que nunca pudo ser Elena

02/06/2014

Carmen Duerto, biógrafa de la infanta Elena.

El Rey Juan Carlos, el Príncipe Felipe y la Infanta Leonor

El Rey Juan Carlos, el Príncipe Felipe y la Infanta Leonor. Foto: Casa Real

Treinta y nueve años después y sin que hayamos cambiado la misma Constitución que discriminó por ser mujer a la primogénita de don Juan Carlos e impidió ser Princesa de Asturias a Elena de Borbón y Grecia, España contará con una princesa de Asturias, Leonor de Borbón Ortiz, que ocupará el lugar que a Elena se le impidió.

En esas cuatro décadas que separan la realidad de la tía y la sobrina, la realidad social es completamente diferente. Hace cuarenta años España era un país en el que las mujeres no podían viajar al extranjero sin el permiso de un hombre, marido, padre o hermano y que no podían tener cuentas corrientes, en esa sociedad era difícil de entender que una mujer heredase la frágil Corona. Franco que, nunca renunció a que España fuera un reino, nombró su sucesor a título de rey a un hombre que él nombro príncipe de España, casado con una hija de reyes, los griegos y con tres hijos. Dos mujeres y el pequeño, un varón. Eso es lo que diferencia a Leonor de su tía Elena, no que la vetusta y machista sociedad haya cambiado, sino que sus padres, Felipe y Letizia, se pararon con dos niñas y no siguieron teniendo hijos por vía natural. Aclaro lo de vía natural porque todos sabemos que, gracias a la ingeniería genética, se podría elegir el sexo del bebé. Tentar a la suerte con otro embarazo, sin haber suprimido la discriminación femenina en la Constitución, era arriesgado para el futuro de la primogénita Leonor.

Elena, siendo la mayor, ni tuvo opción de ser princesa de Asturias, ni nadie, en esos momentos, reparó en ello. Como me dijo en cierta ocasión el general Sabino Fernández Campos, el que fuera Jefe de la Casa Real, cuando escribía la biografía de la infanta Elena «bastante teníamos con sacar las cosas adelante, para preocuparnos por la discriminación femenina, en una sociedad profundamente machista. Eso hubiera sido otro problema a los muchos que ya teníamos». Elena, por ser hija de rey, lleva el título de infanta y es Alteza Real, eso le obliga a representar a la Institución que ahora ocupará su hermano pequeño. Se educó sin tener una formación tutelada como su hermano pequeño, no tiene formación militar y se ha casado con quién quiso, en eso coincide con sus hermanos. Es la tercera en la línea de sucesión y la más parecida al rey abdicado, a su padre, eso en una sociedad que más que monárquica, se considera juancarlista, podría haber sido un punto a su favor.

¿En qué papel queda ahora Elena, relegada su hermana Cristina? Pues en el de seguir sus tareas de representación, combinándose con su cuñada Letizia. Leonor, deja el perfil bajo para ir tomando posiciones, que ya empezó hace un mes acudiendo a un evento militar.

El gran reto del inminente Felipe VI es explicar que su puesto no es un acto de fe, sino que es útil para España. A la monarquía hay que dotarla de un valor funcional creíble, que justifiqué que millones de españoles, educados en la cultura del esfuerzo y de ganarse las cosas por sí mismos, crean en la utilidad de la monarquía para aceptar que se herede la Jefatura del Estado, la Institución más elevada de este país que ocupan los Borbón en su monarquía hereditaria. Los títulos de princesas, reyes y etc, más allá de la literatura hay que dotarlos de sentido porque tener fe ciega no es suficiente.

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