La “normalidad anormal” de Leonor

20/06/2014

Carmen Duerto.

Recuerdo la primera frase del abuelo materno de la ya reina Letizia, cuando se anunció, con la misma premura que la abdicación de don Juan Carlos, que el príncipe se casaba; «Nos ha tocado, nos ha tocado» pues sí ha llegado el momento y mucho antes de lo que cabría imaginar.

Diez años después, una nieta de ese taxista jubilado que mostraba su perplejidad, es princesa de Asturias con las máximas distinciones y dignidades del Estado y una cría de 8 años, a la que no tendrán que contarle cómo es el mundo fuera de palacio porque en el cincuenta por ciento de ese mundo vive parte de su familia. Una familia donde hay parados, sindicalistas, chóferes, jubilados, abogados, amas de casa, periodistas… un poco de todo y que estaban repartidos por la tribuna del Congreso y el Palacio Real el día de la proclamación de Felipe VI. Familiares que viven en bloques de edificios, que pagan hipotecas, que asisten a colegios concertados y a los que previsiblemente ahora, todo el mundo les hará la pelota. Aún así, a Leonor no hay que buscarle un «mundo real» como les organizaron a su abuelo paterno y a su padre. Ella convivirá con gente que tendrá que buscarse su futuro, al contrario que ella que, mientras que la Jefatura del Estado la ocupe un monarca, su vida está trazada y su trabajo garantizado como Reina. Exactamente como le ha ocurrido a su padre, que ha pasado 46 años preparándose para ejercer como Felipe VI.

leonor1Leonor será preparada para ejercer como Jefa de Estado y como Capitana General del Ejército. Para que vaya acostumbrándose a la disciplina y a que su vida sea teledirigida, su madre, criada en el “mundo real” marcó la hoja de ruta desde el minuto cero; “en casa ni un capricho, ni una chuchería, ni un consentimiento. Estas niñas tiene que educarse con mucha disciplina –lo dice moviendo los brazos-. Leonor deberá dominar mínimo tres idiomas, francés, inglés y catalán, tendrá que hacer varias carreras, como su padre y eso sólo puede hacerse con disciplina y disciplina”. Muestras de esa disciplina, se pueden ver en verano en Palma de Mallorca, cuando los primos Borbón comen palomitas, patatas o chucherías y ellas miran o cuando van a la heladería de Aravaca y piden un helado de yogur o cuando tienen una rabieta porque no quieren ir al colegio y Letizia, no se ablanda porque no consiente que pierdan ni una clase. Al contrario que su a primo Froilán, a estas niñas todo el mundo las encuentra muy bien educadas, responsables y buenas.

Su vida es lo más “normal” que pueden aunque siempre ocurren “incidentes”, como el día que a Leonor la invitaron a un cumpleaños y doña Letizia la llevó, previamente habían ido los policías con los perros a inspeccionar a la familia para hacer la “ficha” y luego se instalaron los guardaespaldas por toda la casa mientras estuvo la niña en el cumpleaños. A una empleada extranjera del edificio, se le ocurrió hacerles fotos desde uno de los pisos superiores desde los que se veía el cumpleaños al que asistía Leonor, doña Letizia la vio hacer la foto y rauda subió a pedirle la cámara y ahí, delante de ella y del dueño de la vivienda, le borró todas las imágenes en las que salía la niña. A la empleada le temblaban las piernas.

EN_EL_CONCIERTO_JAIME_ANGLADASu día a día es tranquilo, los fines de semana, hacen excursiones con sus padres, ven cine o están con la familia que se reúne en la Zarzuela a comer o cenar. A diario asisten al colegio Nuestra Señora de los Rosales, donde estudió su padre, en Aravaca. Entran a las 9.15, suelen comer sobre las 12.30h y salen sobre las 17h. El colegio de las infantas es mixto y laico, aunque imparten clases de religión. Son muy exigentes con el deporte, vóley, fútbol, atletismo o jockey, incluso celebran sus “olimpiadas”. También la música es fundamental y tienen un coro y un pequeño escenario en el gimnasio, donde Leonor y sus compañeros celebran varias funciones al año y los familiares que tienen a sus niños en el mismo curso de las infantas, no pueden inmortalizar a sus criaturas si están Leonor y Sofía compartiendo escenario con ellos.

Coincidiendo con la entrada de Leonor, cambiaron la vieja valla de hierro con hiedra por un muro alto de ladrillo, instalaron cámaras de seguridad, cambiaron los uniformes y se incrementó la lista de espera en infantil donde hay tres clases A,B y C con unos 20 niños por letra. La mensualidad es de 350 euros, más 160 de gastos y 72 de material escolar.

Paradojas de la vida, su tía Elena, acudirá a actos de representación de la Corona, aunque haya perdido su estatus de Familia Real, mientras Leonor sea menor de edad y no tenga agenda oficial. La infanta que no pudo ser princesa de Asturias por ser mujer representará a su sobrina primogénita, mujer y rubia como ella.

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