Sí, las caídas no han sido para tanto, pero hay otros factores que sí lo han sido. Por ejemplo, el extraordinario impacto negativo de unas declaraciones sobre previsibles subidas de tipos de interés el próximo año en Estados Unidos. Desde luego, no es el caso de Europa, donde el mayor temor es a la deflación, pero los mercados europeos volvieron a dar una muestra de su escasa (por decir algo suave) personalidad y parecía que iban a subir los tipos aquí y mañana.

Bien pensado, no es un problema de personalidad, sino de dinero. El dinero que se mueve en el mercado no es europeo. El dinero europeo y de los europeos está a buen recaudo en el BCE, donde los bancos prefieren tenerlo pagando antes que ponerlo en circulación en forma de préstamos a empresas y particulares. Por tanto, el dinero que se mueve en los mercados europeos es americano y asiático. Está claro que el americano se alarmó y se retrajo allí donde estuviera presente. En cuanto al asiático, bastante tienen con sacar adelante a China, que es otro foco de tensión importante.

¿Más ejemplos? La negativa reacción del Dax ante la llegada a la barrera de los 10.000 puntos. Cierto que es una barrera psicológicamente importante, de las más importantes, pero no es menos cierto que el comportamiento del Dax en sus inmediaciones ha sido más bien poco alentador y ya no digamos su futuro. Veinte días de asedio a la barrera de los 10.000 puntos y parece más alejada cada día que pasa.

Y no debe pasarse por alto que el volumen se mantiene en las cotas de cierto raquitismo en las que viene quedando últimamente y que no parece tener la menor idea de volver a la carga. Y tampoco debe desdeñarse lo peligroso de la situación en Francia. O el avispero en el que ha vuelto a convertirse Irak, con todas las consecuencias petroleras que quieran imaginar…

Ya les digo, lo que se ha caído se antoja muy poco y lo peor es que por lo que más se ha caído ha sido por unas palabras que en realidad a los mercados europeos no deberían preocuparle más allá de los cinco segundos necesarios para procesarlas. Definitivamente, lo mejor de la semana es que se terminó. A ver si la próxima nos trae algo más de algo, porque estamos en un mercado de «ni chicha, ni limoná».

Al cierre, el Dax avanzó un 0,10%, el FTSE un 0,34%, el CAC perdió un 0,06% y el Ibex se dejó un 0,26%. El selectivo español jugó ayer a ser el adelantado y hoy no ha podido aguantar. Ojo a la semana que viene que lo de Argentina y su posible ‘default’ se va a poner al rojo vivo.