España fustiga el éxito ajeno

16/09/2014

Carmela Díaz.

O eso podría concluirse analizando las barbaridades proclamadas tras la muerte de empresarios destacados (que no criminales). Señores con sus luces y sus sombras. Con sus errores y aciertos, como todos. La falta de ética y buen gusto de los que celebran las defunciones de terceros es monumental. No se trata de una cuestión ideológica, social o existencial. Es algo más simple: elegancia, clase, educación, empatía con el prójimo…

isidoro-alvarez-y-emilio-botin¡Qué jodía es la envidia! ¡Y qué osada es la ignorancia! De la mediocridad que todo parece invadirlo en estos tiempos convulsos ni hablamos… Qué cobardes son los que amparados bajo el anonimato de las redes sociales no respetan ni a los recién finados. Intuyo que esta columna de hoy no será del agrado de los que presumen de perfil falso y Nick rimbombante. El debate, la discrepancia y hasta la cañita fina siempre son bienvenidos, pero a cara descubierta, por favor.

Sugestionada por los acontecimientos de estos días pasados me asaltan las dudas: ¿Acaso son las entidades financieras o las multinacionales una ONG? ¿Los empresarios son filántropos y altruistas vocacionales? Obviamente no: son organizaciones con cuentas de resultados e individuos cuyo fin social -y objetivo personal- es ganar dinero. Los que crean empleo también tienen el legítimo derecho de llenarse los bolsillos. Al igual que los trabajadores de cobrar escrupulosamente sus nóminas en la fecha prevista tras el correcto desempeño de sus funciones.

Carmela Díaz

Carmela Díaz

Cuando firmas un contrato laboral, debes aceptar las normas y códigos de conducta de la compañía de la que pasas a formar parte. Adaptarte a ese entorno e intentar encajar con lo que te rodea rindiendo al máximo. Si no, te largas. O no rubricas dicho contrato. Sin más. En el día a día no hay horarios y todos asumimos más tareas de las que contractualmente nos corresponden. Convivimos con la presión, los marrones y un nivel de exigencia extremo. Quien proclame entornos laborales idílicos y empresarios paternales no tiene ni pajolera idea del mundo mercantil. O no ha dado palo al agua. O vive del cuento. O todo a la vez, vaya. Las empresas modélicas no existen. Los trabajos perfectos tampoco. Bienvenidos al mundo real.

Dicho esto también puntualizo que es innecesario elevar a los altares a quienes nunca ejercieron como santos ni pretendieron serlo. Esto va por los medios de comunicación requeteagradecidos con el mecenazgo ajeno. Intentemos ser objetivos y valorar a los personajes públicos en su justa medida. No existen sentencias absolutas ni verdades universales. Entre el blanco y el negro hay tantos matices de grises como ojos que miran. Al igual que entre ángeles y demonios contamos con toda una escala de seres humanos diversos -desde los más miserables a los venerables.

Les planteo una inquietud que me surge mientras tecleo. Los que despotrican contra todo empresario de éxito que se menea ¿dónde prefieren depositar sus ahorros? ¿En una entidad de prestigio internacional o en un caja de ahorros mangoneada -y quebrada- por políticos ineptos? ¿Qué establecimiento elegirían para compras de cierto valor? ¿Unos almacenes que ofrecen productos de contrastada calidad y que te devuelven el dinero si no quedas satisfecho o el bazar chino de la esquina? Yo prefiero a los que impulsan el empleo y la riqueza frente a los que todo critican sin aportar soluciones reales.

 

 

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