Un muerto siempre es una tragedia, por mucho que mejoren las estadísticas. Pero también es mejor que España se sitúe, por primera vez en su historia, al nivel de países como Holanda y Suiza al menos en índice de muertos víctimas de incendios por millón de habitantes: 2,8, cuando en 2010 era casi el doble, 4,1. Es uno de los índices de muertes por incendios más bajos del mundo, como destacaron tanto Antonio Guzmán, director del Área de Salud y Prevención de la Fundación Mapfre, como Carlos Novillo, presidente de la Asociación Profesional de Técnicos Bomberos, en la presentación del tercer estudio sobre víctimas de incendios en España.

Cada 900 incendios o explosiones en España, muere una persona. Una cada tres días, cuando en 2012 era un muerto cada dos días.

Las estadísticas indican que el riesgo de morir en un incendio es mayor cuanto menor es la población de la localidad: en las de menos de 1.000 habitantes es entre cuatro y cinco veces mayor.

La mitad de las víctimas mortales por incendios se registran en invierno, Carlos Novillo alerta de la segunda residencia, de “la casa en el pueblo”, porque hay un menor mantenimiento y porque la instalación eléctrica, la chimenea o la calefacción suelen ser más antiguas.

Los mayores de 65 años suponen el 67% de los muertos en incendios producidos en viviendas. Frente al tópico de la mayor peligrosidad de las alturas, casi dos de cada tres muertes en viviendas se producen en los tres primeros pisos. Y más del 95% de las víctimas eran ocupantes habituales del edificio.

Los aparatos productores de calor, la electricidad y el hábito de fumar dentro de la vivienda son las causas que han provocado más incendios con muerte en viviendas. Antonio Guzmán recomienda un mejor sistema de inspecciones de las instalaciones eléctricas en las casas españolas.