El interés de los inversores internacionales por los bancos españoles no se limita al Santander y a su macroampliación de capital por 7.500 millones de euros. Cuatro días después de la operación diseñada por Ana Botín y José Antonio Álvarez, que generó una demanda superior a los 11.000 millones, y en medio de las presiones del Banco Central Europeo a las entidades financieras para que mejoren sus ratios de capital, el BBVA y el Banco Popular acuden a los mercados.

El BBVA ha optado por las cédulas hipotecarias para captar 1.250 millones de euros. El plazo de la operación es de 7 años. La emisión de BBVA sale a 25 puntos básicos sobre el ‘midswap’, que es el tipo de referencia habitual para este tipo de emisiones. El precio inicial era de 30 puntos básicos, pero la fuerte demanda, 2.500 millones, el doble de la oferta, ha reducido el coste de financiación para el BBVA, que se concreta en un 0,75%.

Más de 140 inversores, el 90% internacionales, han participado en la colocación, que ha durado apenas 2 horas y media y que ha estado dirigida por Commerzbank, Crédit Agricole, Natixis, Nomura y el propio BBVA.

Un tipo muy atractivo

El Banco Popular se inclina por la deuda sénior a 5 años, por un volumen de 500 millones, que ha suscitado una demanda de 950 millones. Esto ha hecho que el precio de salida, 180 puntos básicos sobre el ‘mid-swap’, baje a 177 puntos básicos.

El resultado es un cupón del 2%, uno de los tipos más bajos en emisiones a 5 años, que implica una rentabilidad para el inversor del 2,11%.

El 74% de la colocación se ha producido fuera de España: 44% en el Reino Unido, 15% en Italia y 7% en Portugal. De las 83 órdenes, el 62% corresponden a gestoras de fondos; el 23%, a bancos; y el 11%, a seguros y fondos de pensiones.

En la operación participan Barclays, JP Morgan, Santander y Société Générale-CIB, además de la propia entidad.