El ‘banco malo’, en manos de un banquero

27/01/2015

Miguel Ángel Valero.

Igual que la guerra es demasiado importante para dejarla en manos de los militares, la realidad se ha impuesto por el peso de la evidencia. Eso sí, han tardado dos años en darse cuenta de que un ‘banco malo’ es mejor que lo gestione un profesional de la banca, un banquero (en realidad, el término más preciso es el de bancario).

Belén Romana, que llegó a la Sareb gracias al ministro de Economía, Luis de Guindos, por mucho que se contratara a una firma de cazatalentos para ‘vestir’ la operación, fue criticada desde el primer momento por no proceder ni de la banca ni del sector inmobiliario. Incluso, aunque en voz baja y refugiados en el off-the-record, por algunas de las entidades que forman parte del accionariado y del consejo de administración de la Sareb.

Los mismos, por cierto, que públicamente manifiestan de Belén Romana que “sin su entrega, visión y liderazgo habría sido difícilmente imaginable la transformación de unos simples párrafos en el BOE en la realidad empresarial robusta en que se ha convertido hoy Sareb”.

Y también desde el primer momento hubo un choque de trenes entre el perfil más político de la presidenta de la Sareb (muy elogiada en su etapa como directora general del Tesoro con De Guindos como jefe directo y Rodrigo Rato como vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda) y el técnico del director general, Walter de Luna.

Prácticamente desde que el capital privado entró, de grado o de fuerza, en el capital de la Sareb, reclamaba un ejecutivo. Walter de Luna, procedente de ING Real Estate, no aguantó el pulso con Belén Romana. Y tras unos meses de interirinidad, la banca consiguió colocar como consejero delegado a uno de los suyos, Jaime Echegoyen, despedido de Bankinter por motivos aún no aclarados y que duró en Barclays lo mismo que tardó en darse cuenta de que era imposible su permanencia como banco comercial en España.

Entre medias, Belén Romana chocaba con los supervisores. El FMI admitía que la Sareb ha vendido más propiedades de las previstas pero a precios más bajos, por lo que la rentabilidad prometida no se iba a alcanzar, y exigía nuevos planes para la liquidación de activos con el fin de elevar la liquidez y la rentabilidad, y flexibilidad para ajustarse a “cambiantes condiciones” del mercado.

La presidenta de la Sareb también se las tuvo tiesas con el Banco de España, y consiguió retrasar la entrada en vigor de una circular que obligaba al ‘banco malo’ a realizar cuantiosas provisiones que harían añicos sus expectativas de rentabilidad. Y deja esa patata caliente, toda una bomba de relojería, a un experto en lidiar con el Banco de España, como lo demostró durante su etapa en Bankinter.

La gestión de Belén Romana está ahí. La Sareb ha generado casi 9.000 millones de euros en ingresos, ha vendido cerca de 24.000 inmuebles vendidos, y ha amortizado el 11% de la deuda con la que nació. Todo ello ha resultado en un ahorro a los contribuyentes de 7.400 millones de euros, según la entidad.

Suspiro de alivio

Belén Romana se va, adelantándose a una posible derrota electoral del PP, o a la marcha de De Guindos, que recuerda que su compromiso con el Gobierno finaliza en diciembre, o porque tiene una oferta suculenta del sector privado, o porque aspira a ser la ‘número dos’ de su antiguo jefe si éste logra hacerse con la presidencia del Eurogrupo . El motivo es lo de menos. Lo importante es que se ha ido.

Lo llamativo es que un suspiro de alivio surgió entonces del sector privado de la Sareb, que pone el énfasis en que la venta de activos se aceleró cuando Echegoyen impulsó que el negocio fuera a operadores, como fondos (aunque algunos de ellos puedan ser calificados como ‘buitre’), quitándoselo a las entidades nacionalizadas.

El ‘banco malo’ queda en manos, como tiene que ser, de un banquero, aunque haya un control político sobre su gestión. Para resolver el problemón de Bankia, De Guindos no buscó a una Belén Romana, sino a un profesional de la banca, como José Ignacio Goirigolzarri. Y los accionistas privados han conseguido que, al año de llegar Echegoyen, acceda a la presidencia.

Ahora Jaime Echegoyen ya no tiene excusas. El ‘banco malo’ tiene que lograr una rentabilidad que garantice la recuperación del dinero invertido por sus accionistas. Y acelerar la venta rentable del ladrillo acumulado, por mala gestión, por las entidades financieras.

Al nuevo presidente de la Sareb se le juzgará por sus resultados. Lo de menos es que acumule todo el poder, al menos en una primera fase, porque es una persona acostumbrada a mandar, a tomar decisiones, pensando en sus accionistas, que son los que le pagan el sueldo.

¿Te ha parecido interesante?

(+1 puntos, 3 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.