Aquel refrán que decía más vale una vez ‘colorao’ que ciento amarillo… con los personajes que van desfilando por la Audiencia Nacional propietarios de las denominadas tarjetas ‘black’ de Caja Madrid no se cumple. Imposible ante tanta desfachatez cuando miles de preferentistas se han quedado sin los ahorros de toda su vida. Ese dinero ahorrado mes a mes a base de esfuerzo y sacrificio para que unos mangantes se lo hayan pulido en llevar una vida de lujo. ¡Qué mal repartida está la vida y el dinero!

Los preferentistas están organizados. Ni un momento quedan libres las puertas de la Audiencia Nacional. Esperan pacientemente la entrada o la salida de cada uno de los consejeros propietarios de las tarjetas black. Desde el gran jefazo, y maestro de los despilfarradores, Miguel Blesa, hasta el representante de la Casa Real del anterior rey, Rafael Spottorno, pasando por políticos de todo pelaje y sindicalistas aspirantes a vividores, olvidándose de los trabajadores.

Todos a una, los preferentistas les han puesto de vuelta y media, silbado, pataleado, coches golpeados, les han llamado ladrones, gritado sinvergüenzas… lo mismo que ponían en sus pancartas… todo para ponerse más que «coloraos» más de un centenar de veces. Nada de amarillos, directamente ‘coloraos’, aunque intenten sacar pecho agarrándose a cualquier clavo ardiendo para con aún más caradura decir que reclamarán el dinero que habían devuelto como el exconsejero, Matías Amat.

Nos decían que vivíamos por encima de nuestras posibilidades mientras ideaban productos ad eternum para quedarse con todo y como no les costaba ningún esfuerzo utilizaban la tarjeta de Caja Madrid para pagar desde el último artefacto tecnológico, joyas, pasquines, hotelazos, grandes ágapes, lencería, sacar dinero en efectivo o hasta el carro de la compra. Los que pagaban eran otros, y entonces como se creían libres de las fauces del juez Andreu, ni se ponían amarillos. Tenían patente de corso y estaban convencidos de que se lo merecían todo, en su mayoría, por no hacer nada, excepto asentir a todos los caprichos de Blesa.

Esperemos que al final, todos todos los que actuaron con impunidad lleguen cientos de veces ‘coloraos’ a la cárcel.