Es el propio consumidor quien elige los ingredientes en función de las necesidades de su piel.

Llevan haciendo productos cosméticos desde 1975. El primer país al que exportaron fue Portugal, actualmente están en 26: Suiza, China, Ecuador, Polonia… En este laboratorio de Toledo trabajan 50 personas y desde sus inicios, han patentado más de 600 fórmulas para los sectores de salud y estética. Hablamos de los Laboratorios Valquer, que desarrolla productos para particulares pero también para firmas como Alcampo, Carrefour, Día, Super Sol, etc. Su crecimiento les hizo construir una vanguardista planta de más de 12.000 metros cuadrados, apostando claramente por la I+D+i. Y como uno no puede dormirse en los laureles y la innovación es uno de los leit motiv de esta pyme, recientemente lanzaron un proyecto nunca visto hasta ahora en nuestro país: la cosmética customizada, siendo el propio usuario el que decide qué tipo de producto quiere y necesita. ¿De qué hablamos? De cocoloon, una apuesta pionera que permite crear, a través de internet y siguiendo un formulario muy sencillo, cremas faciales personalizadas en las que el consumidor elige los componentes más adecuados para su tipo de piel.

Tres años les ha supuesto el proyecto: “La idea surgió en 2011. Nos dimos cuenta de que el usuario muchas veces compra sin recomendación y que lo idóneo era atender todas las necesidades del comprador. La mejor forma de hacerlo era diseñar un producto que se adaptase a lo que necesite”, explica José Luis Cerrillo, director general del laboratorio. Así, siguiendo unas preguntas sencillas, el comprador añade ingredientes, activos y las dosis que su piel necesite, viendo en todo momento una explicación de la utilidad de cada activo. Además, se pueden añadir o modificar ingredientes. Al final, se obtiene una crema personalizada viendo en todo momento los componentes (de esta forma se evitan también posibles alergias) y sus dosis. “La crema está realizada con agua purificada, no tiene parabenes y no hay alérgenos en los perfumes, de hecho se puede elegir que lleve o no perfume”, añade.

La crema facial, destinada directamente al consumidor final, es solo el punto de partida, porque quieren dar a conocer el proyecto a dermatólogos y centros de estética. Una vez obtenida la crema, ésta tarda en recibirse entre 6-8 días. El consumidor se llevará además una grata sorpresa, porque si así lo desea, la crema vendrá con su nombre impreso y en un packaging de lujo. ¿Precio? “Hablamos de una cosmética de calidad con un rango de precios de entre 50 y 100 euros, en función de los ingredientes seleccionados”, explica Cerrillo.

La firma exporta entre el 5% y el 10% de su facturación pero su objetivo es llegar al 30%-40%. Y, si se pregunta de dónde viene el nombre del proyecto, basta acordarse del título de una película: Cocoon. El secreto de la eterna juventud….