La supervisión única de la banca en Europa nace con vocación de transparencia. Al menos en lo que se refiere a su coste. El Mecanismo Único de Supervisión (MUS) le ha supuesto al Banco Central Europeo un gasto que en 2014 ascendió a 156,9 millones de euros. El 45% de esta cifra corresponde a salarios y prestaciones, que se llevan 68,9 millones. Al finalizar el pasado ejercicio habían sido contratados en torno a 960 profesionales del millar de puestos presupuestados en las cinco unidades de gestión de supervisión bancaria y en los servicios comunes correspondientes. A lo largo de este año se cubrirán los 40 empleos que faltan.

El 8% de los costes de la función de supervisión encomendada al BCE corresponde a alquiler y mantenimiento de edificios, que se llevan 13,2 millones. El 48% restante, 74,8 millones, son “otros gastos corrientes”.

El MUS se financia mediante una tasa de supervisión que cobrará a cada uno de los bancos controlados. Las tasas se basan “en criterios objetivos relativos a la importancia y al perfil de riesgo de la entidad, incluidos sus activos ponderados por riesgo”, explica el primer informe anual sobre las actividades de supervisión del BCE.

La tasa anual que se impondrá a cada entidad supervisada será la suma de un elemento mínimo para todas las entidades, que ascenderá al 10 % del importe del coste total estimado de la supervisión única, y un elemento variable. En el caso de las entidades significativas más pequeñas, con activos totales de hasta 10.000 millones de euros, la tasa mínima se divide por la mitad. Para la asignación del elemento variable, los activos totales de la entidad supervisada servirán como indicador de su importancia, y su exposición total al riesgo permitirá determinar su perfil de riesgo, incluidos sus activos ponderados por riesgo.

La tasa del BCE se cobrará mediante un pago anual el último trimestre de cada ejercicio. Incluirá un anticipo basado en el presupuesto de gastos aprobado para el año corriente. Todo superávit o déficit entre el importe recaudado por adelantado y los gastos efectivos incurridos el año anterior será reembolsado o cobrado por el BCE.

Cuidado con las estrategias agresivas de rentabilidad

Las prioridades de supervisión para este año se basan en los resultados de la evaluación global (AQR) a los bancos europeos realizada antes de que el BCE asumiera ésta, particularmente en lo referido al riesgo de crédito. El MUS quiere que los aumentos en las exposiciones con incumplimiento y en los niveles de provisiones deben reflejarse en la mayor medida posible en los estados financieros.

Se instará a las entidades significativas a que definan formalmente su propensión al riesgo, y los supervisores comprobarán que esa definición se refleje en la gestión diaria de éste.

También se ha detectado “un nivel de exposición particularmente elevado al segmento corporativo, en el que las exposiciones con incumplimiento están aumentando de forma creciente”. “Las entidades de crédito radicadas en los Estados miembros participantes en el MUS afectados más severamente por la crisis son más propensas a quiebras empresariales y, por tanto, están siendo vigiladas más estrechamente”, se reconoce abiertamente en el informe. También se está poniendo la lupa en los préstamos apalancados.

En los aspectos cualitativos, el enfoque de la supervisión se centra en la eficacia y la solidez de las funciones de gestión del riesgo de crédito de las entidades. El MUS está especialmente atento a “las deficiencias específicas identificadas en el AQR en relación con las metodologías, las políticas, la clasificación errónea de las exposiciones con incumplimiento y los modelos de provisiones”.

La viabilidad de los modelos de negocio y los factores determinantes de la rentabilidad son otra de las prioridades de la supervisión para este año. “El supervisor está vigilando las estrategias agresivas de búsqueda de rendimientos a fin de detectar condiciones crediticias laxas y políticas de fijación de precios inadecuadas”, señala el informe.

Otro aspecto es el gobierno corporativo: composición del consejo de administración, su experiencia y conocimientos, su diversidad, su cultura empresarial y los retos que tienen ante sí. Los supervisores están examinando “si el consejo de administración y los gestores reciben los informes de riesgo con la calidad y el detalle necesarios para ejercer su función de vigilancia”.

La revisión de los modelo internos aplicados por las entidades requiere una “vigilancia exhaustiva y constante” y es una prioridad, pero en el MUS reconocen que “teniendo en cuenta el gran número de modelos existentes, es un proyecto que abarcará varios años”.

Examen a las discrecionalidades nacionales

“El BCE está examinando de cerca las discrecionalidades nacionales para reducir la fragmentación entre los países pertenecientes al MUS y el posible descenso asociado de la calidad del capital”, subraya el informe. El examen consiste en vigilar la calidad del capital (es decir, su capacidad para absorber pérdidas de manera efectiva), así como la distribución del capital dentro de los grupos bancarios y entre ellos. El objetivo es mejorar la convergencia en la aplicación de la legislación en la zona del euro.

Junto con la adecuación del capital, la vigilancia de la liquidez de las entidades más vulnerables sigue siendo una de las principales prioridades. “El supervisor se reunirá más frecuentemente con las entidades cuya situación de liquidez esté empeorado y podría imponer requerimientos adicionales cuando resulte necesario”, advierten en el Mecanismo Único de Supervisión.