Genworth recomienda no bajar la guardia por el riesgo de morosidad oculta

17/04/2015

M. Á. V. Su director general, Ernesto López, alerta de las consecuencias de la gran inestabilidad laboral existente en España.

La morosidad del crédito concedido por bancos, cajas, cooperativas y establecimientos financieros que operan en España bajó en febrero al 12,49%, desde el 12,54 % de enero. Los créditos morosos suman 170.412 millones de euros, cuando en enero eran 171.652 millones.

Obviamente, cualquier descenso de la morosidad siempre es una buena noticia, especialmente porque puede contribuir a animar la oferta de crédito por parte de las entidades financieras. Son ya seis meses consecutivos de descenso. Y la tasa de morosidad está cada mes un poco más lejos del máximo histórico de diciembre de 2013, el 13,6%. Pero eso no nos puede hacer olvidar que siendo muy alta. Y que buena parte de ese descenso se debe a la reducción del saldo de crédito: 1,363 billones en febrero, frente a los 1,368 billones de enero. Las nuevas concesiones de financiación no son capaces aún de compensar las amortizaciones de créditos. Por tanto, está todavía sin lograrse una normalización del crédito. Y la morosidad sigue en niveles que requieren una gran atención por parte de las entidades.

La recuperación económica contribuirá, sin duda, a situar la morosidad en niveles más normales, mejor gestionables por las entidades, y facilitará la recuperación de deudas por parte de éstas.

Pero desde Genworth queremos insistir en el endeudamiento responsable, tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. Los bajos tipos de interés animan a ciudadanos y empresas a pedir créditos. Y a la banca, a concederlos.

Algo que es siempre positivo para la economía, porque más crédito significa mayor consumo, inversión y creación de empleo, que a su vez animan nuevas demandas de financiación.

Pero la necesidad de aumentar los ingresos debido a la presión de los bajos tipos sobre el margen de intermediación no puede hacer olvidar a la banca una de las lecciones que nos deja la crisis. No pueden darse créditos sin un adecuado análisis de la capacidad del cliente, particular o empresa, para devolverlo. Lo mismo que éste no puede endeudarse más allá de su capacidad razonable de ingresos.

Es cierto que esos bajos tipos generan cuotas mensuales más reducidas en los créditos, lo que dificultará la aparición de impagos en las fases más tempranas del proceso de amortización, que son las más complicadas.

Pero también lo es que la mejora del empleo en España no resuelve el problema de la gran inestabilidad laboral, que es un riesgo, no siempre adecuadamente valorado, de morosidad oculta.

Para que haya crédito, se necesita la seguridad de que éste se va a poder pagar. Y una de las formas de ofrecer esa seguridad es el seguro de Protección de Pagos, que cubre la amortización del crédito ante el deterioro de los ingresos de una persona al que darse sin trabajo.

 

 

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