María Berasarte es la cantante que se atrevió a debutar nada menos que realizando el primer disco de fado cantado en castellano. «Todas las horas son viejas» está considerado en Portugal el mejor álbum de fado grabado por una voz extranjera.

Ahora vuelve a sorprender con «Súbita», producido y dirigido por la propia cantante, y que es un maravilloso cóctel donde se encuentran el flamenco (Niño Josele, José Luis Montón, Javier Limón) y otros universos musicales: Ara Malikian, Carlos Núñez, el brasileño Edson Cordeiro, los italianos Gianmaria Testa y Gabriele Mirabassi, o el mozambiqueño Stewart Sukuma.

El resultado es una obra con mensajes directos, notas limpias, casi un  susurro, donde la voz casi se puede tocar. Con la guitarra flamenca de José Luis Montón, y la clásica del portugués José Peixoto, histórico integrante de Madredeus, «Súbita» ofrece un duelo de elegancia, un sonido único.

Es un álbum que contiene temas como «Palhaço», de Gismonti, «Txoria txori», de Mikel Laboa, y una original versión de «Piensa en mí», de Agustín Lara.

Lo que más llama la atención es que, pese a contar con todos esos elementos, María Berasarte huye de lo pretencioso, de la sobreproducción, del excesivo protagonismo, del show, de lo recargado, de las apariencias, para reivindicar las líneas limpias, lo esencial, la sencillez. Una sencillez poética pero no por ello menos contundente.

«Súbita» es el resultado natural de intensas colaboraciones de María Berasarte con otros artistas. De estos encuentros surge una música sin manipulación, donde todos los caminos llevan al susurro. La música callada, el silencio elocuente, del alma que busca lo auténtico.

María Berasarte, que llegó a cantar junto al añorado Paco de Lucía en  Badasom, está trabajando ahora con Dulce Pontes, Cristina Branco, Carminho, el pianista de jazz Mario Laginha, Paulo Carvalho, Helder Moutinho, el contrabajista Carlos Bica, el guitarrista Mario Pacheco o el cantautor João Afonso, en dos grandes proyectos: Aduf y Quinteto Lisboa.