“Si se prolongan los tipos de interés ultrabajos, cuando no negativos, el riesgo de burbuja de crédito se hace mayor”. Es la advertencia que el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, lanza en el curso de la Apie en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, patrocinado por el BBVA.

Curiosamente, Roldán entrar en la polémica sobre la venta de créditos a pérdidas, denunciada entre otros por el presidente del BBVA, Francisco González, en el mismo escenario. En cambio, recuerda que una ‘burbuja’ se crea cuando hay un crecimiento excesivo del crédito, combinado con una diversificación de riesgos que no es adecuada.

El presidente de la AEB cree que “si no se puede garantizar la rentabilidad de una operación de financiación, es mejor no hacerla”. Y resalta que los tipos bajos, al contraer el margen de los bancos, pueden poner en peligro la financiación de la economía por el descenso en la rentabilidad de los créditos.

Roldán subraya el “esfuerzo verdadero y tangible para ayudar a sus clientes”, con una refinanciación de las hipotecas de 500.000 familias que atraviesan dificultades, “esperemos que temporales”. Esta cifra supone que un 10% del crédito hipotecario concedido en España ha sido refinanciado.

Pero rechaza “quitas” de deuda, “sí, ayudar a pagarlas”, mediante la transformación de hipotecas en alquiler con rentas a precios “fuera de mercado”, el código de buenas prácticas y el fondo social de viviendas. Aquí el presidente de la AEB critica que de las 6.000 viviendas con las que la banca dotó el fondo, 4.500 siguen vacías. Y reclama una “mayor colaboración de las Administraciones, sobre todo de los Ayuntamientos” para poder identificar a las familias en riesgo de exclusión social.

«Los resultados son pobres y es un poco frustrante, porque desde la banca estamos haciendo un esfuerzo sincero y parece que no es tal. Debemos estudiar cómo ser más efectivos, ser capaces, entre todos, de mejorar. Parece que no estamos haciendo lo suficiente», lamenta.

Atención a la demanda “espuria”

El presidente de la AEB cree que hay que extender el mensaje de que, con tipos bajos, “cualquier propuesta de rentabilidad positiva conlleva riesgo”. Y advierte sobre que “la combinación de la ilusión financiera, la falta de conocimientos en la materia y la búsqueda de rentabilidades como las del pasado que, hoy por hoy, no son alcanzables sin asumir mucho más riesgo, pueden llevar a una demanda espuria de productos complejos». “Hay que garantizar que quien contrate el producto sepa el riesgo que conlleva”, subraya.

Los tipos bajos o negativos impulsan “al consumidor a dejar de ahorrar y a adoptar ya decisiones de consumo que debería posponer para el futuro”. Cuando España, con una población envejecida “que aumentará los gastos futuros en materia de pensiones” y un nivel de endeudamiento exterior muy elevado debe reforzar el ahorro, tanto público como privado, argumenta el presidente de la AEB.

Respecto al debate sobre la banca pública, Roldán defiende la banca de desarrollo, capaz de financiarse a más largo plazo y mejores condiciones, o mecanismos como el ICO, pero no entidades que compitan con las entidades privadas en banca comercial.

El presidente de la AEB ve la situación de Grecia «con preocupación y relativa tranquilidad». «Preocupación por estar entrando en terrenos inexplorados. Cierta tranquilidad porque hay una perfecta distinción entre Grecia y el resto de los países de la Eurozona. La posibilidad de contagio es ahora mucho menor que en el pasado, pero los mejor sería la permanencia de Grecia en el euro», señala.

Roldán no da por finalizado el ajuste de plantillas en la banca, porque en un entorno de tipos de interés «extremadamente» bajos, la «única forma» de mantener el beneficio de las entidades pasa por «controlar» costes. Además, el modelo español de banca es «muy presencial», con sucursales que tienen costes por empleado mucho más reducidos que en el resto de países de la UE porque son más pequeñas. Advierte del impacto de la transformación tecnológica, pero “no se llegará al extremo de la desaparición de oficinas».

Sobre los activos fiscales diferidos (DTA, por sus siglas en inglés), el presidente de la AEB precisa que “no hay una investigación abierta, sino una aproximación preliminar de Bruselas”. “Tengo pocas dudas al respecto. Este asunto no va a llevar a sitio alguno, porque están recogidos en la legislación europea, en el reglamento de Basilea III”, concluye.