Sin fronteras, pero con vallas

27/08/2015

Maite Vázquez del Río.

Esto de la Unión Europea tiene sus contradicciones. Desde que se puso en marcha el espacio Shengen los europeos nos hemos acostumbrado a que no existen fronteras entre los estados miembros de esta complicada Unión Europea. Nos establecieron la libertad de movimiento, de trabajo… hasta están hablando de homologar los impuestos y movernos todos bajo las mismas reglas, más que nacionales europeas.

Pero no es cierto. La cris ha puesto de manifiesto que en momentos difíciles cada uno barre para su casa y en ese sálvese quien pueda, las ayudas se deben devolver a precio de oro y de dignidad. Angel Merkel se ha convertido en la kaiser europea que todo lo controla y todo lo debe aprobar o desechar. Ella manda y los demás acatan. Ni Holande ni Cameron. Nadie puede contra la palabra de Merkel.

El penúltimo episodio se llama solidaridad. Y de eso Merkel parece tener muy poco. El problema de los refugiados y los emigrantes es un problema europeo, no solo de los países del sur de Europa. No sólo de Grecia, Italia o España. Cada vez se están viendo más episodios de refugiados-emigrantes muertos en camiones por Austria, no solo mueren en pateras o barcazas sobrepobladas cuya navegación es prácticamente imposible. Niños, mujeres y hombres huyen de los conflictos y del hambre y los europeos no sabemos darles una respuesta. Ni a los que intentan cruzar el Canal de la Mancha ni a los que apuestan por llegar a Alemania ni a los hacinados puertos italianos, griegos o españoles.

Se escuchan propuestas absurdas como clasificarles entre refugiados o emigrantes por problemas económicos. ¿Qué más da? Unos y otros salen de sus países en busca de futuro, a sabiendas que el periplo les puede costar la vida.

Y lamentablemente cuando han llegado a su destino se encuentran con que no se les quiere. Se saben problema y eso no puede llevar más que a la desesperación.

Los fundamentos de una Europa unida y fuerte se tambalean cuando no somos capaces de dar una solución y mostrarnos unidos para encontrar una salida. Nadie quiere el problema de los refugiados-emigrantes. Prefieren poner cupos y trabas. Y ahora en Europa nos encontramos con que ya no tenemos fronteras que nos separen, pero empiezan a instalarse alambradas de espino, concertinas y cientos y cientos de policías vigilando para que no pase nadie. ¿Es esta la Europa a la que queremos pertencer?

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