Un banquero condenado a muerte

23/11/2015

Miguel Ángel Valero.

Desde su creación, el valor del dinero estuvo vinculado a un metal precioso. Los títulos de papel o billetes, cuyo origen se remonta a la China del siglo VII, estaban respaldados por oro o plata. El concepto de dinero fiduciario (no respaldado por metales) llegó a Europa en el siglo XVII de la mano de Johan Palmstruch. Hijo de un mercader de Ámsterdam, se instaló desde muy joven en Estocolmo.

Consiguió ‘seducir’ al rey Carlos Gustavo de Suecia para crear el Banco de Estocolmo el 30 de noviembre de 1656 con un argumento de peso: parte de sus beneficios serían para la Corona.

El objetivo de ambos era modernizar las finanzas de Suecia, con el cobre como patrón monetario, aunque también circulaban monedas de plata de un valor muy superior. El cobre fluctuaba más que la plata, provocando cambios en el valor de la moneda sueca, el dáler. Pero la emisión de dáleros se hacía mediante enormes placas de metal de varios kilógramos de peso, lo que era muy poco operativo.

El Banco de Estocolmo montó un sistema mediante el cual ofrecía el servicio de custodia de esas losas metálicas en sus cámaras de seguridad, entregando un billete como recibo y recibiendo una comisión por el servicio. Algo que Palmstruch copió de los grandes bancos de Amsterdam.

La fórmula tuvo éxito, y los depósitos en el Banco de Estocolmo se dispararon. Con el paso del tiempo, Palmstruch se dio cuenta que esas losas metálicas permanecían en las cámaras de seguridad durante largos períodos sin ser reclamadas. Y decidió prestarlas a empresas, nobles y a la propia Corona, bastante necesitada de fondos.

El resultado fue que el Banco de Estocolmo se convirtió en prestamista utilizando, no sus recursos propios (como se acostumbraba en la época), sino los depósitos inactivos de clientes. De nuevo, el éxito: el banco de Palmstruch (también, de manera indirecta, del rey de Suecia) acumulaba beneficios.

Pero cuando el rey Gustavo murió, el consejo de gobierno decidió acuñar nuevos lingotes de cobre que valían menos que los antiguos. Los ciudadanos suecos corrieron al Banco de Estocolmo a retirar sus placas de cobre antiguas. Pero, como una gran parte de ellas se había utilizado para la concesión de préstamos, no había suficientes dáleros en las cámaras de seguridad del Banco de Estocolmo para todos.

La solución de Palmstruch fue la de desvincular la emisión de billetes a los depósitos de cobre. A partir de ese momento el único garante de los recibos emitidos por el Banco de Estocolmo, era el propio banco. Y así se convirtió en el primer banco de Europa que puso en circulación billetes que se denominaban en cifras redondas, que no estaban a nombre de una determinada persona y que prometían al portador un pago en metálico por el monto marcado en ellos: los Kreditivsedlar.

El dinero fiduciario había nacido y con él la semilla del primer banco central de la historia. La confianza de Suecia en el dáler se mantuvo mientras el Banco de Estocolmo fue capaz de garantizar la estabilidad de la nueva divisa. Su máquina de imprimir billetes consiguió preservar el crecimiento económico.

Pero el exceso de liquidez generó un síntoma desconocido hasta ese momento en la economía sueca: la inflación. A medida que Palmstruch aumentaba la cantidad de dinero en circulación por encima del nivel de respaldo en metálico, el precio de todo subía.

Para luchar contra ese mal desconocido, se decidió recortar el crédito y reducir sustancialmente la cantidad de dáleros en circulación. Pero esto no hizo más que llevar a Suecia al borde de la depresión.

Cuando las personas acudieron al banco para reclamar los pagos correspondientes en metal, el banco no pudo cumplir con sus compromisos y terminó quebrando. El Gobierno sueco cerró el Banco de Estocolmo en 1667. Palmstruch fue sentenciado a pena de muerte, aunque finalmente se le conmutó por varios años de cárcel.

En 1668 se crea el Banco de los Estados de Suecia, que se hizo con la exclusividad de la emisión de billetes. Esta institución se convertiría años más tarde en el Banco Central de Suecia, que está considerado como el más antiguo de todos. En 1694 se constituye el

Banco de Inglaterra, el modelo en el que se ha basado la mayoría de los bancos centrales modernos.

Rose Marie Boudeguer, directora del Servicio de Estudios de Banca March, extrae varias lecciones de esta historia. Una, si la recuperación estimulada por la impresión de dinero en exceso compensa los estragos que pueden provocar la hiperinflación o las burbujas financieras. Si se puede imprimir dinero sin crear inflación.

Dos “en vista de lo que le sucedió a Palmstruch, sería conveniente que nuestros actuales banqueros centrales se plantearan la necesidad de contratar a un abogado”, afirma con ironía.

¿Te ha parecido interesante?

(+3 puntos, 3 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.