Oriol Junqueras ha insistido este viernes ante el empresariado catalán en que su formación está comprometida a reducir el IRPF a las rentas por debajo de los 36.000 euros anuales, que suponen el 90% de la población, pero sin aclarar ni la fórmula ni si eso comportará elevar la presión fiscal a las rentas altas. El president Puigdemont rechazó el jueves que se vayan a subir los impuestos a las rentas más altas, porque, en su opinión, “En Cataluña ya se pagan muchos impuestos”, al tiempo que identificó la financiación autonómica como el principal problema.

Por su parte, el vicepresidente subrayó que «la posición de ERC siempre ha sido, desde el 2013, que hay que hacer un esfuerzo para sacar presión fiscal a las rentas medias, el 90% de las que hay en el país». En su opinión, «es un elemento que contribuye a aumentar la disponibilidad de renta y nos aleja del contexto deflacionario». Sin embargo, este tipo de medidas dependen de las mayorías que se establezcan en el Parlament, puesto que Junts pel Sí, la coalición integrada por ERC y CDC, no tiene mayoría en la cámara autonómica y dependen del apoyo de la CUP. En un momento de su intervención, Junqueras reconoció que su propuesta de Presupuestos de la Generalitat podría demorarse hasta septiembre en el caso de que el próximo 20 de julio no reciba el apoyo de la CUP y “algún partido los lleva al Consejo de Garantías Estatutarias”.

De forma más explícita, Junqueras reconoció no estar “en condiciones de afirmar que se aprobarán los presupuestos”. Y señaló que quienes no permitan que se aprueben, “en el fondo estarán decidiendo que haya 870 millones que recortar de la primera visita hospitalaria o evitar garantizar más maestros, lo que empujará al gobierno catalán a destinar una parte relevante de los recursos al pago del servicio de la deuda.

Junqueras defendió la conveniencia de un poco de inflación, puesto que la deflación “siempre es un problema, por pequeña que sea, porque siempre es una amenaza, un monstruo de difícil de gestionar y estamos en el lindar de la deflación”. En su opinión, “un poco de inflación contribuiría a que el nominal del PIB ayudaría a desendeudarnos y no sólo a través del crecimiento real”.

En materia de endeudamiento, subrayó que no se trata de un tema baladí, porque “con pirámides demográficas que dejan de serlo y las nuevas generaciones son menores, la gestión de la deuda adquiere una nueva complejidad, porque la deuda per cápita que asumirán nuestros nietos será inferior a la que asumimos nosotros. Por eso es relevante”, concluyó. En ese sentido, “tenemos que ser plenamente conscientes de la consecuencias que tomamos en el presente y que deberán pagar los que vienen detrás y que no tienen capacidad de decidir porque decidimos nosotros por ellos”.

El líder independentista reconoció que mantiene buenas relaciones con el ministro Montoro “porque tenemos la obligación de intentar que sean lo más educadas y cordiales posibles, aunque tenemos objetivos políticos en las antípodas”. Una cordialidad que “se fundamenta en la capacidad de ponerse de acuerdo en criterios técnicos, aunque no en los políticos”.

La agencia de reeting ha degradado por debajo de Bangladesh, al hundir la comunidad al rango de “bono basura” por su dificultad de enderezar la situación por el sistema de financiación y de reducir el déficit, máxime, cuando el gobierno catalán está en minoría. Preguntado por esta situación por los empresarios, Junqueras ha dicho que “el reeting tiene sentido cuando se calcula sobre una administración pública que tiene control sobre sus niveles de ingresos y gastos, cuando en el caso de Cataluña solo tiene control sobre niveles de gastos y nada más controlamos efectivamente el 5% de los ingresos, que es el peso de los impuestos cedidos completamente”.