Mireia Belmonte ha entrado en el selecto grupo de cuádruples medallistas españoles al hacerse con la medalla de oro en la prueba de 200 metros mariposa en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Una victoria que lleva a la catalana a lo más alto del deporte español y que suma un reconocimiento más a su brillante carrera. Esta medalla no es la primera que consigue en esta competición, el pasado sábado logró el bronce en los 400 metros estilo libre. En su palmarés, Belmonte ya cuenta con las dos platas que consiguió en 2012 en los Juegos Olímpicos de Londres en los 200 metros mariposa y en los 800 metros libres.

Ahora, este oro convierte a Mireia en una de las deportistas españolas con más proyección internacional. A sus 25 años, Belmonte ha demostrado que su fuerza y su capacidad de trabajo son algo innato en ella. El deporte siempre ha estado presente en su vida, pues con tan sólo 5 años comenzó a nadar en el club de natación de su localidad natal, Badalona.

En 2003 entró en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat del Vallés, mientras continuaba entrenando decidió comenzar una carrera profesional paralela a la natación y estudiar Comunicación y Relaciones Públicas. Una carrera que todavía no ha desarrollado, porque como ella misma confesó en 2015 a La Otra Crónica de El Mundo: «Todavía disfruto mucho nadando y espero no pensar en retirarme nunca».

En esta misma entrevista se definió como una «persona tímida y sencilla, trabajadora y disciplinada»; en su vida personal también trata de ser muy discreta aunque las redes sociales den buena cuenta del amor que comparte con el piragüista Javier Hernanz.

Aún así, sus nombres saltaron a la escena pública tras un comentario vertido por el deportista de 33 años en el que compartía una foto de su novia con el ojo morado y una tirita en la nariz junto a este mensaje: «La competitividad entre deportistas del mismo país levanta el nivel, pero utilizar técnicas antideportivas es sancionable. Esta es la consecuencia de tener una rival que cree poder utilizar actos antideportivos para poder quitarse rivales».

Todo ello a raíz de un golpe sufrido en el Preolímpico de aguas rápidas celebrado en Setúbal (Portugal) por otra nadadora española Erika Villaécija, que logró la única plaza para esta prueba en estos Juegos Olímpicos.

Por su parte, Mireia quiso restar hierro al asunto afirmando: «Mi opinión sobre toda la polémica que se ha creado: las aguas abiertas son una disciplina donde hay mucho contacto entre los nadadores, ya que nadamos todos muy pegados. Los golpes que se dan en ocasiones puedes ser intencionados o fortuitos. En mi caso quiero creer que fue un acto hecho sin maldad, ya que siempre debe prevalecer el deporte limpio».

Terminada la polémica, Mireia se embarcó en estos Juegos donde ha logrado tocar el cielo.