La derrota de la política

05/10/2016

Luis Díez.

Con los archimpuntados del PP y afines peleándose por las últimas filas del banquillo en San Fernando de Henares para no salir tanto en la tele y evitar que les reconozcan en Suiza, Canadá o Kirguizistán cuando vayan a esquiar, pierde interés lo que ocurre en el Congreso de los Diputados, donde se practica la política. El pleno de la tarde del martes pasó desapercibido. Y eso que el Gobierno y el partido que lo apoya encajó tres nuevas derrotas: una proposición no de ley de ERC para que baje el IVA de los veterinario del 21 al 10%; otra de los también catalanes del PDC para que no aplique la LOMCE, y otra del PNV para derogar la cadena perpetua, que ahora se llama “prisión permanente revisable” (a los 15 años) para que quede más fino.

Los juicios a los procesados de la trama Gürtel, por un lado, y a los que se aprovecharon de las tarjetas de dinero negro (libres de impuestos) de Caja Madrid y Bankia bajo las presidencias de los señores Blesa y Rato, son la exposición parcial de una parte del fenómeno de la corrupción política que hemos soportado los españoles en las últimas décadas, si bien, por aquello de que la justicia es lenta, solo se juzgan latrocinios (siempre supuestos) de los últimos cinco años. Y esa exposición, claro está, asombra y ensombrece lo que ocurre en la Carrera de San Jerónimo.

En otras circunstancias, la sede de la soberanía nacional estaría reclamando la responsabilidad política de quienes, comenzando por el jefe del Gobierno, protegieron y ampararon a los corruptos hsta que se enteraron por la prensa, lógicamente. En otras circunstancias, los ministros que amnistiaron fiscalmente a los corruptos ya habrían desaparecido de la escena pública. Y en otras circunstancias, unas derrotas parlamentarias como las registradas el martes no sólo abrirían los noticiarios y los periódicos, sino que habrían dinamitado a los titulares de Hacienda, Educación y Justicia.

Pero como dijo el que dijo, las circunstancias son las que son, y he ahí a los clientes de la Audiencia Nacional yendo y viniendo al banquillo de San Fernando de Henares desde sus estupendas residencias en el Barrio de Salamanca y sus fastuosas mansiones en Pozuelo de Alarcón (la cárcel de Alcalá de Henares les quedaría más cercana), mientras en el Congreso, el principal partido de la oposición, hecho añicos por obra y desgracia de unos cabeza de cerilla a los que sólo interesa el poder, confirma la complicidad de la política, con independencia de partidos e ideologías (en el supuesto de que la tengan). Nada es casual. Deberían hacerse una foto de familia, para la posteridad.

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