Hemos asistido a otra jornada sin fuerzas en las Bolsas europeas. NI el tono amistoso de Theresa May sacó a los mercados del limbo por el que transitan.

Mucho se esperaba de las palabras de la premier británica y fundamentalmente todos estaban preparados para que se desentarrara oficialmente el hacha de guerra con la UE. Pero May rebajó el tono y pareció conciliadora.

El cambio respecto al guión previsto gustó a los mercados, pero no fue suficiente como para ser catalizador de nada más. Si las palabras de May hubieran recorrido los derroteros de la indignación, de la afrenta o de la declaración de guerra, seguramente estaríamos a estas horas hablando de severas caídas, pero en un mercado atascado lo malo cotiza a la baja y lo bueno no siempre cotiza tan claramente al alza.

Y es que están los mercados europeos con la mosca detrás de la oreja permanentemente. Que si aún tiene que hablar Draghi, que a ver qué dice, y que aún hay que ver con qué pie entra Trump en la Casa Blanca. Estas son las dos cosas que más parecen preocupar a los que mandan en el cotarro y mientras no pasen no vamos a tener nada en lo que apoyarnos.

Entre tanto, seguiremos viendo cómo los índices europeos son incapaces atacar seriamente sus zonas de resistencia y, en el caso el Ibex, cómo se mueve al son que tocan los bancos. Claro que si nos vamos al Dax, se moverá al son que tocan los fabricantes de automóviles.

Sólo una buena temporada de resultados a ambos lados del Atlántico y un periodo de relajación por parte de Trump nos pueden sacar de esta situación. Y recordemos que, al final, todo lo que no sube tiende a caer. De momento, aguantan pero…

Al cierre, el Dax perdió un 0,13%, el Ibex un 0,02%, el CAC un 0,46% y el Eurostoxx un 0,17%.