España puede perder química

29/05/2011

Joan Carles Valero. La política de Rosa Aguilar resta competitividad a un sector que emplea a 500.000 españoles cualificados.

El potente sector químico español está que arde y amenaza con deslocalizar su actividad a raíz de las declaraciones de Rosa Aguilar, ministra de Medio Ambiente, en el sentido de que el Gobierno español va a impulsar que la Unión Europea implante medidas para reducir el 30% las emisiones de CO2, cuando el objetivo ahora se sitúa en el 20%.

Luis Serrano, presidente de Solvay y de la patronal FEIQUE de la industria química en España, considera que este tipo de políticas de la ministra no tiene en cuenta que reducirá la competitividad de las plantas españolas, lo que se traducirá en ajustes de plantillas y deslocalizaciones.

En opinión de Serrano, “España no puede pretender ser el primero de la clase europea en este aspecto”. Por ello, el dirigente de la patronal química pide al Gobierno que defina sus políticas energéticas para los próximos años en aras a dar una mayor estabilidad al sector. “Nosotros realizamos inversiones a treinta años vista y ahora mismo no podemos vislumbrar cuál va a ser el precio de la energía dentro de diez años, lo que nos provoca una gran incertidumbre”, indica el presidente de FEIQUE.

Ante la creciente presión de los países emergentes, con China a su cabeza, los expertos reunidos en el Iese en un encuentro sectorial consideran que la química española debe luchar por reforzar su presencia en el Mediterráneo a partir del potente clúster de Tarragona. El presidente y director general de Dow Chemical Iberia, Antón Valero, que también preside la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT), señala que China emite entre 4.000 y 5.000 toneladas de CO2 al año, mientras que España sólo 405 toneladas. “Dado que el crecimiento de China es del 10%, ese país mete en la atmósfera la totalidad de las emisiones que realiza España sólo con su incremento anual de riqueza”, afirma Valero.

La relevancia del sector químico en España va más allá de los 50.000 millones de euros anuales que supone un 10% de la aportación al Producto Interior Bruto (PIB) que realiza su medio millón de profesionales altamente cualificados. Es la industria española con el mayor índice de empleo estable (90%) y concentra el 20% de los investigadores y el 26% de toda la inversión del sector privado en I+D. Además, es uno de los sectores con más contribución a la balanza exterior, dada su elevada capacidad exportadora.

Si bien la voluntad de reducir las emisiones de dióxido de carbono en más de un 20% es una apuesta de la Unión Europea, Serrano aclara que hay medidas que el Gobierno podría introducir en España para compensar el impacto de este tipo de políticas en el sector. Se refiere al impuesto eléctrico que grava el 5% del coste de la energía, un tributo que se puede reducir al 2,5% para empresas con problemas de competitividad. “En Francia lo aplican, pero en España no; esto implica que, de entrada mis costes ya son superiores a los de mis compañeros en Francia”, según el primer ejecutivo de Solvay en España y Portugal.

También el director comercial de Basf Española, Carles Navarro, opina que la reducción de un 30% es “totalmente contraria a los intereses de la industria”. “Necesitamos una legislación que no ponga palos en las ruedas al desarrollo de la industria”, añade el directivo de la multinacional alemana. Para hacer frente a esta situación, Pilar Martí, presidenta de SusChem, plataforma tecnológica española de química sostenible, y Carlos Negro, presidente del Foro Química y Sociedad, destacan que el sector debe reivindicar su protagonismo en áreas de futuro estratégicas como el tratamiento de aguas, el coche eléctrico o la vivienda sostenible. “En cada uno de estos sectores, los gobiernos hablan y fijan políticas con las constructoras, las compañías de aguas y los fabricantes de automóviles y nosotros no participamos en estas negociaciones pese a que el sector participa en todos estos proyectos”.

El doctor Ger Spork, director de Innovación del Consejo Europeo de la Industria Química (Cefic), considera que el objetivo de la UE no se limita a soluciones “verdes que sólo apuntan al usuario final en la automoción o la construcción”, sino que debe “abarcar toda la cadena de valor de los sectores”. Pese a la excelencia investigadora europea, el experto critica la paradoja de que “no somos tan rápidos en llevar la innovación al mercado” como otros países, “que han tenido más implicación del sector público”.  Spork señala además que Europa carece totalmente de los catorce metales preciosos claves para el desarrollo del futuro, materias primas de las que “dependemos totalmente del exterior”.

El experto europeo recuerda que el objetivo energético de la UE es lograr una reducción del 20% en las emisiones de gases de efecto invernadero, una cuota del 20% de energías renovables en el consumo final, un ahorro del 20% en la demanda futura de energía en el horizonte del año 2020 y duplicar la tasa de reciclado. Unos retos no menores que el del agua, considerada “el petróleo del próximo milenio”, especialmente en las zonas superpobladas del planeta.

El ingeniero Jerónimo Farnós, director general de Technip Iberia, advierte que Europa no acoge desde hace tiempo nuevas construcciones de plantas petroleras o de refino y que es en la zona del Pacífico, Oriente Medio y Brasil, donde se concentran este tipo de inversiones que alcanzan los 10.000 millones anuales.

Sector crucial en los retos globales

El sector químico celebra en 2011 su año internacional, proclamado por la ONU en conmemoración del centenario del Premio Nobel otorgado a Marie Curie, con el objetivo de concienciar a los ciudadanos sobre las contribuciones de esta ciencia que además de realizar descubrimientos crea empresas y es “esencial para mejorar la sostenibilidad de nuestros modos de vida y para resolver los problemas globales y esenciales de la humanidad, como la alimentación, el agua, la salud, la energía o el transporte”, apuntan  Pilar Martí y Carlos Negro, presidentes de SusChem y el Foro Química y Sociedad, respectivamente.

Según Martí, el sector es medioambientalmente “pionero y de gran capacidad inversora, además de garante de la calidad de vida sin cuestionar su futuro”. En palabras de Negro, es el “proveedor de las soluciones a los problemas globales”, teniendo en cuenta que la población mundial aumentará a los actuales 6.700 millones a 9.200 en el horizonte de 2050.

Aislantes energéticos

Para lograr una drástica reducción del consumo energético en los hogares, Basf ha implantado en el 60% de las viviendas alemanas un revolucionario producto aislante, las perlas de poliestireno expandido con grafito, identificado por su color grisáceo frente al amarillo del aislante más utilizado ahora. Los organismos europeos se plantean para el año 2020 la obligatoriedad de este material, que se puede aplicar a partir de  paneles de Neopor, mediante la concesión de ayudas que son compensadas por el ahorro energético.

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