Desde el apeadero de Cercanías de Las Zorreras, basta cruzar la Calle Mayor de la Urbanización Los Arroyos, y caminar unos centenares de metros para llegar a Navalquejigo. Quizá sea la población madrileña que mejor conserva el casco urbano de la primera mitad del siglo XX.
El pueblo tiene sus orígenes en el siglo XI, tuvo picota, justicia y ayuntamiento propios, y en la actualidad depende de El Escorial. Despoblado en los cuarenta, como parte del éxodo del medio rural hacia la ciudad, donde existían más posibilidades laborales, la mayoría de sus casas y terrenos fueron adquiridos por una constructora.
Problemas legales relacionados con la propiedad, y otros con licencias y planes urbanísticos, han hecho que el pueblo se haya conservado casi intacto desde hace setenta años; y, llegada la actual crisis inmobiliaria, todo parece indicar que al menos pasarán algunos años más antes de que se construya, si es que se hace.
“Okupado” en los noventa, su población actual no supera la veintena de personas, cuya actividad económica entra dentro de lo que podría calificarse de artesanal, esporádica, o alternativa.
A esa veintena de personas que habitualmente pernoctan , se suman otras que acuden sólo durante el día, como el propietario de un olivar en el que pace un rebaño de ovejas y se almacenan piedras de granito labrado, y otras que aprovechan una nave para actividades sociales y deportivas.
La fuente, la iglesia y la pequeña explanada que la rodea, … toman un aire irreal, y parecen los decorados para una película de Berlanga realizados por unos grafiteros, que no hubieran sabido contenerse.
No seremos los únicos paseantes; hasta una docena de perros pueden merodeoar por calles y corrales . Nunca he visto que atacaran a nadie; pero si ladrar con ánimo desafiante; bueno es saberlo e ir prevenidos.
Podemos completar nuestra visita en un par de horas y tras ella dirigirnos hacia el Oeste atravesando la urbanización colindante, a Arroyo Ladrón, y cruzándolo descender por su margen derecha hasta la presa del embalse de Los Arroyos.
Es un embalse muy colmatado, en el que han crecido juncos y carrizos, en los que anida una gran cantidad de anátidas. Llevar unos prismáticos para observarlas puede ser una buena idea.
Cambiando de margen por la coronación de la presa se llega a unos pantalanes donde amarran algunas embarcaciones y a un club náutico, donde se puede tomar alguna bebida. Podemos volver por el mismo itinerario, o continuar hasta Colmenarejo.
Si nuestra opción es seguir hasta Colmenarejo nuestro recorrido total será de doce kilómetros, y para ello debemos descender por la margen izquierda del embalse de Valmayor, cuya cola está pegada a la presa de Los Arroyos, hasta el puente y tras cruzar la carretera de El Escorial tomar la cañada que se separa del embalse , hacia el Este.
Transportes
Debemos consultar los horarios de Cercanías para asegurarnos de que los trenes de Madrid a El Escorial que tengamos pensado tomar, tienen parada en el apeadero de Las Zorreras.
Desde Colmenarejo hay autobuses frecuentes a Madrid, con parada en el Intercambiador de Moncloa.
Los autobuses de Madrid a El Escorial tienen parada en el extremo del puente que hay sobre el embalse de Valmayor,; si abandonáramos aquí nuestra excursión, el recorrido sería de sólo 7 kilómetros.
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