Indios y vaqueros

17/02/2012

Daniel Serrano.

“Print the legend!”. John Ford ejerció de maestro de periodistas cuando hizo exclamar a uno de sus personajes tal sugerencia. Esto es el Oeste. Imprime la leyenda. A veces en el relato de lo sucedido tiene menos importancia la pura y sucia realidad que la épica que esconde y, por tanto, la leyenda ha de imponerse. El hombre que mató a Liberty Valance. Grandísima historia del Far West impregnada de lecciones morales. La filmó John Ford. La escribió Dorothy M. Johnson.

Antes del cine, antes del western en celuloide, estuvo la literatura. Literatura de frontera. No sólo Fenimore Cooper y su último mohicano sino mucho más. Desde el Buffalo Bill convertido por las publicaciones baratas de la época en héroe nacional de unos Estados Unidos a medio edificar hasta los cuentos de cuatreros y sheriffs heroicos. Estados Unidos hizo del Oeste una mitología que fue elaborándose a la vez que se conquistaba el último territorio salvaje de una Norteamérica reinventada en gran nación. En España tuvimos nuestra propia narrativa de kiosco con pistoleros, mujeres fatales de saloon y jefes indios implacables (Marcial Lafuente Estefanía, Silver Kane, José Mallorquí) y tal vez por eso muy poco de la literatura estadounidense de este género ha llegado hasta aquí.

Pero ahora Valdemar se propone corregir tal deficiencia editorial y estrena colección con un volumen de relatos absolutamente deslumbrante: Indian Country. La autora es la mencionada Dorothy M. Johnson, nacida en un pueblo de Iowa en 1905, reportera en un periódico de Montana seguramente en aquellos días todavía muy similar al que imprimió la leyenda del hombre que mató a Liberty Balance, hija de un tiempo en el que aún, en las reservas indias, era fácil cruzarse con un anciano guerrero que peleó en Little Big Horn.

Dorothy M. Johnson (y ahí está en Indian Country) escribió El hombre que mató a Liberty Balance. También Un hombre llamado caballo. Pero, si acercan al texto (y han de hacerlo, ¡demonios!), verán que, en este caso, el original supera ampliamente a la versión cinematográfica.

Dorothy M. Johnson ejecuta con una precisión matemática sus cuentos. Dosifica cada elemento de la intriga, nos seduce, nos sorprende. Y, sobre todo, nos emociona. Y en su narrativa no hay el menor rastro de maniqueísmo. No hay un división entre indios malos y vaqueros buenos. Tampoco a la inversa. No se deja llevar por la tentación de presentar al piel roja como el “buen salvaje” que algunos soñaron. No. Los pieles rojas de sus cuentos arrancan cabelleras y secuestran mujeres y niños y masacran a su invasor y también aman y son compasivos y cometen heroicidades y yerran y sobreviven o perecen. Exactamente igual que los hombres y mujeres que llegan del Este a unas inmensas extensiones donde la naturaleza conserva una fuerza devastadora, supervivientes en un territorio hostil.

Indian Country contiene relatos de una belleza brutal. Se nos cuenta, por ejemplo cómo un anciano guerrero indio alecciona en los secretos de la tradición a un grupo de jóvenes nativos que se preparan para ir a luchar en la II Guerra Mundial. O la compleja mezcla de sentimientos de aquellos blancos, hombres o mujeres, que vivieron con los indios y quedaron entre dos aguas, marcado su corazón por lo fronterizo, por el amor surgido hacia una vida descubierta junto a los pieles rojas.

Porque si algo nos muestra Indian country es que aquella frontera del Viejo Oeste fue, finalmente, un hogar compartido donde se mataba, se moría, se amaba y se odiaba y donde los caminos de los nativos originarios y los nuevos pobladores se cruzaban de continuo.

Leyendo a Dorothy M. Johnson he recordado a la Annie Proulx de Wyoming y a esos vaqueros decadentes en los que todavía persiste el aroma de un país naciente, hecho a fuerza de perseverancia y valentía por un puñado de colonos.

Indian Country es grandísima literatura. Dorothy M. Johnson se merece un lugar en la constelación de los mejores escritores en habla inglesa.

Y recordad: “Print the legend!

Indian Country. Un hombre llamado caballo, El hombre que mató a Liberty Valance y otras historias del Far West. Dorothy M. Johnson. Valdemar. 259 páginas.

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