El Gobierno griego no podrá disponer discrecionalmente del dinero comuntario. Finalmente, Lucas Papademos y Evangelos Venizelos han tenido que aceptar que los fondos se ingresen en una cuenta bloqueada y que el Gobierno greigo tenga que dar cuenta de cada movimiento que intente hacer desde esa cuenta, ya que se destinará preferentemente a la amortización de deuda.

Para efectuar la supervisión y asistir al Gobierno griego en sus necesidades, la «troika» compuesta por el BCE, el FMI y la Comisión Europea permanecerá en Atenas indefindicamente. Sólo de esta forma Holanda y Alemania liberaron la presión ejercida sobre Grecia y aceptaron firmar el rescate.

Estos dos países, además, exigieron a la banca privada mayor esfuerzo en el rescate y bajo la amenaza de dejar a Grecia que quebrara en dos semanas consiguieron que la quita de deuda pasara del 50 al 53% del valor nominal de los bonos, lo que supone que tras la depreciación que han experimentado la quita real será del 75%. Ello significa que el sector privado perdonará a Grecia alrededor de 106.000 millones de euros.

El aumento de la contribución del sector privado al segundo rescate de Atenas permitirá cubrir la brecha de financiación que faltaba para lograr el objetivo de reducir la deuda helena del 160 por ciento actual a alrededor del 120 por ciento en 2020, tal y como habían pedido los líderes europeos.

Además, el Eurogrupo rebajará los tipos de interés que cobra a Grecia por el primer rescate de 110.000 millones de euros y se prevé la participación del Banco Central Europeo (BCE), que renunciará a los beneficios de los alrededor de 50.000 millones de euros en deuda griega en su balance y los distribuirá entre los Estados miembros.