Mientras el consejero de Interior de la Generalitat, Felip Puig, adelanta que enviará a las Terres del Ebre a la policía para que lleve ante el juez la iniciativa de Rasquena, su alcalde, el republicano Bernat Pellisa, asegura no hay nada más que tema que el paro en su población. Tras haber aprobado en un pleno municipal el alquiler de unos terrenos para la producción de marihuana por encargo de la asociación de autoconsumo Abcda, que facilitará los 36.000 euros iniciales para desarrollar el proyecto, el munícipe ha dicho que hay cinco o seis proyectos más interesados en colaborar con el ayuntamiento, entre ellos alguna empresa. El próximo verano, la asociación de consumidores proveerá de 1,3 millones de euros para garantizar las provisiones de marihuana.

La insólita iniciativa dará empleo directo e indirecto a unas 40 habitantes de la población a través de la empresa municipal Rasquera Gestión Económica, especializada hasta ahora en gestión de bosques y otras políticas medioambientales que según el alcalde han tenido que dejar de hacerse por las penurias financieras del municipio. En rueda de prensa tras aprobar el pleno del ayuntamiento, Pellisa ha explicado que «hay cinco o seis proyectos más detrás» del aprobado, «no todos sobre el cannabis, pero sí sobre las semillas del cáñamo» ya que las que se venden en las tiendas especializadas o “grow shops” son todas de importación, y ahora quieren producirlas en Rasquera (Tarragona).

Entre los interesados en el singular proyecto tarraconenese, destaca una empresa interesada en montar una casa rural en Rasquera para enfermos de cáncer, fibromialgia y esclerosis múltiple, para quienes se les receta el consumo de cannabis para paliar los padecimientos del tratamiento de sus dolencias. También “muchos ayuntamientos catalanes y vascos me han llamado«, confiesa el alcalde. La finca donde se desarrollará el proyecto tiene una extensión de 7 hectáreas, pero no todas se dedicarán al cultivo de cannabis, ya que una parte del terreno será ocupado para instalar “un ciclo ecológico alternativo de cultivos como la remolacha o los cereales”.

El alcalde afirma que el gobierno catalán está informado del proyecto a través de su delegado de la Generalitat en las Tierras del Ebro, Xavier Pallarès. Entre tanto, el consejero de Interior de la Generalitat, Felip Puig, ha adelantado que enviará a los Mossos d’Esquadra a Rasquera para llevar ante el juez esta iniciativa. Por su parte, el alcalde asegura que disponer de informes jurídicos que avalan el proyecto de plantación de marihuana para el autoconsumo, ya que la actual legislación lo permite. No obstante, afirma que “mantendremos la lealtad, pero exigimos nuestra soberanía«, señala Pellisa. El alcalde añade que para impedir su proyecto, la Generalitat necesitará «informes jurídicos que rebatan los nuestros«, basados «en la jurisprudencia española, donde el cultivo para uno mismo no es delito, aunque sea un tema delicado«, según uno de los letrados que los ha redactado, Oriol Casals.

Pellisa asegura que cuenta con una mayoría social en el pueblo que avala este proyecto, y dice sentirse «pionero a nivel europeo» y «convencido de crear un precedente«, además de “responsable de mis obligaciones», que no son otras que procurar una salida económica al paro que atenaza el futuro de la población.  El alcalde señala como una “hipocresía social” que se mantenga el consumo de esta droga en la economía sumergida, “cuando es una realidad social y nosotros sólo hacemos que hacerla transparente y convertirla en un sector productivo”.

En ese sentido, el alcalde tarraconense emula la propuesta que el ex presidente del Gobierno Felipe González defendió en 2010 para evitar que el narcotráfico y la consecuente violencia no sea sólo un problema de México, sino que tiene mucho que ver con Estados Unidos, por lo que consideró que la solución podría pasar por una legalización del consumo de las drogas a nivel internacional. Entonces, dijo que “México está poniendo los muertos» mientras que el dinero que genera el narcotráfico, «los 350 o 360.000 millones de dólares están en la otra parte» de la frontera con Estados Unidos, subrayando que «de ahí vienen las armas«. «Ese desequilibrio hay que cambiarlo«, defendió González. En el mismo sentido se han pronunciado hace unos días los presidentes de Guatemala y El Salvador, lo que ha provocado la rápida reacción contraria estadounidense.