Por fin, el BBVA vuelve a ser el primer banco de España. Posición que perdió cuando el Santander se hizo con Banesto tras la nefasta gestión de Mario Conde y sobre todo cuando se fusionó con el Central Hispano. Gracias a una pequeña entidad, fruto de la fusión (impuesta por la Generalitat) de las caixas de Sabadell, Terrassa y Manlleu, Francisco González puede presumir, por vez primera desde que accedió a la presidencia del BBVA, de ser el mayor banquero de España. Pero seguramente, tanto a Francisco González como al propio grupo, lo que más les importa es que, con la adjudicación de Unnim, evitan tener que hacerse cargo de entidades cuya digestión es mucho más problemática, como CatalunyaCaixa o NovaGalicia Banco (si no logra los inversores privados necesarios). Curiosamente, otras fusiones impuestas por los Gobiernos autonómicos de turno. Catalán, uno, y gallego, el otro. Y que pueden provocar muchos daños en el balance y en la cuenta de resultados de quienes tengan, si llega el caso, que cargar con ellas.

El BBVA ya ha aportado, haciéndose cargo de Unnim, su granito de arena al proceso de concentración del sistema financiero. Ya ha cumplido con su deber. Ahora les toca hacer lo mismo a otros. Con la adjudicación de Unnim al BBVA, como en su momento la de la CAM al Sabadell, el Banco de España y el Ministerio de Economía y Competitividad meten presión a los otros dos grandes grupos, el Santander y CaixaBank, para que muevan ficha. Aunque hay diferencias: ni el Santander ni Banesto han entrado, hasta ahora, en danza, mientras CaixaBank, además de ser la primera de las nuevas entidades en salir a Bolsa, ya absorbió Caixa Girona y Bankpime. Pero la gran entidad financiera catalana encuentra que, gracias a la más pequeña de las fusiones de cajas de la zona, el BBVA gana peso en su mercado de origen, en el que es líder indiscutido. Con Unnnim, el BBVA es la tercera entidad en Cataluña, con una cuota del 11%, sólo por detrás de CaixaBank y de CatalunyaCaixa.

La concentración ha dejado de ser cuestión de los aspirantes al selecto club de los grandes, como el Popular (que está integrando el Pastor) o el Sabadell. O de algunas cajas, como Ibercaja, que se ha hecho cargo de Caja 3. Con Bankia centrada en su saneamiento y en resolver sus conflictos internos (como el abierto con Bancaja y José Luis Olivas), Santander (directamente o a través de Banesto) y CaixaBank parecen obligados a mover ficha.

La próxima oportunidad es la adjudicación del Banco de Valencia, para el que BMN sigue como el mejor colocado. Pero también puede ser una oportunidad para el Popular, solo o en compañía de Targo Bank y de su socio Crédit Mutuel. O para que Ibercaja , ya con Caja 3, pueda dar el salto por encima de los 100.000 millones de euros en activos. O para una sorpresa. Porque tanto Santander como CaixaBank tienen mucho que decir al respecto, y a ambos les interesa reforzar sus posiciones (o que otros no las tomen) en la Comunidad Valenciana y en el área mediterránea.

Pero hay otras opciones que asumir entidades intervenidas. El nombre de CaixaBank ha aparecido entre los candidatos a hacerse con Banca Cívica, que no termina de convencer a nadie para sumarse a su proyecto tras haber hablado con Liberbank, BMN o Ibercaja.

El mapa se va aclarando, sobre todo por el lado de las cajas. Ya sólo quedan diez grupos, contando con el complicado proceso de integración entre Unicaja y Caja España Duero. El presidente de la entidad malagueña, Braulio Medel, que ya dio la espantada con CCM y con la cordobesa CajaSur (lo que obligó al Banco de España a intervenir las dos entidades), tendrá que hacer de tripas corazón y afrontar una operación que se ha encarecido con la reforma financiera.

Digestión sin problemas

Con Unnim en el grupo BBVA, tanto el Banco de España como el Gobierno se quitan un problema. El BBVA gana peso en Cataluña, “uno de los mercados más atractivos y dinámicos de España”, y lo hace en una operación “sin impactos relevantes ni en liquidez ni en capital y con riesgos acotados”. Unnim terminó en manos del Frob el 1 de octubre de 2011, tras inyectar 568 millones de euros.

El cuaderno de ventas elaborado por Nomura hablaba de 1.444 millones de euros en créditos impagados, fundamentalmente promotores, sobre un volumen total de 17.314 millones, al finalizar septiembre de 2011. El crédito a promotores y constructoras pendiente de pago está por debajo de los 3.000 millones; los dudosos, en cambio, superan los 1.000 millones, y los subestándar, los 500 millones. La morosidad roza el 10%, pero Unnim cuenta con un fondo de provisión por deterioro de 567 millones de euros (el dinero público aportado por el Frob) que, si se consideran las garantías reales hipotecarias, equivale a una cobertura de los deudores en mora del 116%.

Además de los 953 millones de euros que recibe para hacerse cargo de Unnim, el BBVA ha logrado un Esquema de Protección de Activos, por el que el Fondo de Garantía de Depósitos (que se nutre, entre otros, de las aportaciones del propio BBVA) asumirá el 80% de las pérdidas que puedan surgir en “una cartera de activos predeterminada” (obviamente, los más tóxicos) en un plazo de diez años.

Un esquema de protección de activos mucho más reducido que el que logró el Sabadell por la CAM y en cuya subasta fue el único participante (mientras que en la de Unnim hubo otras tres propuestas: Santander, Popular, Ibercaja). Además,  el peso del ladrillo de la caja alicantina es ocho veces superior al que tiene Unnim.

El BBVA deberá esmerarse en detener la sangría provocada por el deterioro de los márgenes en Unnim. Y eso parece quitar más el sueño a los directivos que tengan que hacerse cargo de la entidad catalana, que el ladrillo.

Mientras tanto, CaixaBank y, sobre todo, Santander, tendrán que afinar en sus próximos movimientos y contribuir al proceso de concentración del sistema financiero español.