La reestructuración de la banca, pendiente de los movimientos de Caixabank

13/03/2012

Miguel Ángel Valero. El órdago de Fainé y Nin provocará una reacción en cadena que obligará al Santander a aumentar su peso en el mercado nacional

Los equipos de CaixaBank están analizando con todo detenimiento y la minuciosidad habitual las cuentas y los balances de Banca Cívica. La primera fusión virtual de cajas de ahorro, diseñada por el director general de Caja Navarra, Enrique Goñi, junto a Álvaro Arvelo, de Caja Canarias, y que incluyó primero a Caja Burgos y luego, tras la retirada de la balear Sa Nostra (que optó por BMN) y de Caja Ávila y de Caja Segovia (que se integraron en Bankia), a la sevillana Cajasol, tiene asumido que, tras la reforma financiera y las nuevas exigencias de provisiones por activos inmobiliarios, no puede seguir sola. El grupo que preside Isidro Fainé y dirige Juan María Nin está dispuesto a echar el resto en España, donde se han hecho cargo de Caixa Girona y de Bankpime, aunque continúa con su estrategia de expansión y diversificación internacional a medio plazo. El movimiento del BBVA, al quedarse con Unnim y colocarse con el primer banco competidor en Cataluña, debe ser contrarrestado. Y hay que estar preparados por si se produce la subasta de CatalunyaCaixa. Especialmente si cae en manos del Santander, porque CaixaBank tendría dos grandes e incómodos competidores en su territorio natural.

Además del destripamiento de las cuentas de Banca Cívica, donde preocupa sobre todo el ladrillo de Cajasol y gusta mucho el incremento de presencia que se lograría en Canarias, hay otros números que hacer. CaixaBank más Banca Cívica (que aporta 72.000 millones de euros en activos) daría a ‘la Caixa’ el liderazgo de la banca en España, con 345.000 millones (BBVA más Unnim son 340.000 millones), al menos hasta que se adjudique (si no aparecen los inversores privados suficientes) CatalunyaCaixa.

La segunda caja de ahorros catalana, la entidad más grande (76.000 millones en activos) en manos del Frob, decidirá quién es el rey de la banca en España (salvo que NovaGalicia Banco, también con 76.000 millones en activos, tenga que ser subastada ante la falta de inversores privados). Pero no interesa ni a CaixaBank ni al Sabadell, y tampoco al BBVA tras lograr Unnim. Sí al Popular, ahora que tiene al Pastor bajo control, porque Cataluña es el mercado natural del Sabadell, su principal competidor directo, y que gracias a Banco CAM le supera en activos (166.000 millones frente a 161.000 millones). Y parece inalcanzable para Ibercaja, aunque se haya fusionado con Caja 3 y sume 66.000 millones en activos. Si se lo queda el Santander, el grupo presidido por Botín ascendería a los 414.000 millones, lo que posiblemente obligue a nuevos movimientos en el sector financiero.

Todo este clima favorece al Banco de España y al Gobierno. Primero, porque el nuevo gobernador (previsiblemente, José Manuel González-Páramo) llegará a Cibeles en julio con el nuevo mapa del sector mucho más claro, y con menos entidades en situaciones problemáticas. Segundo, porque el mayor interés de los grandes grupos por las entidades en crisis favorece y acelera el saneamiento del sector y también el proceso de concentración. Y el discurso del Gobierno, especialmente del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, es que la reforma financiera genera menos entidades, pero más fuertes y solventes, que en cuanto haya indicios de recuperación económica volverán a dar créditos a empresas y familias, lo que contribuirá a consolidar ésta.

Refuerzo de la obra social

Si Banca Cívica cae en manos de CaixaBank, se refuerza el modelo de cajas, frente a la creciente bancarización del sector, y cobraría mayor peso la obra social. En la última presentación de resultados de CaixaBank, Nin aportó un argumento irrebatible: cuanto más grande sea CaixaBank, más posibilidades de financiación (vía dividendos que otorga la participación mayoritaria de ‘la Caixa’ en el banco) para la obra social. Además, al ser dos entidades cotizadas en Bolsa, la operación puede atraer a numerosos inversores, tanto nacionales como extranjeros hacia una reforzada CaixaBank. Entre ellos, socios del grupo, como el mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo y segundo mayor accionista de la entidad.

Pero Fainé y Nin no desvelan con qué cartas echan el órdago. Sólo admiten que analizan varias operaciones y que en el caso de Banca Cívica se está en una fase de due diligence (examen de cuentas) que no implica compromiso alguno. La entidad cuya subasta es inminente, Banco de Valencia, es una pieza menor en dimensión (24.000 millones en activos), pero que aporta red en la Comunidad Valenciana (donde Sabadell gana relevancia con Banco CAM) y en la Región de Murcia, y también cotiza en Bolsa, por lo que puede atraer a inversores de la región hacia CaixaBank. Otra opción es NovaGalicia Banco, de una dimensión similar a CatalunyaCaixa, aunque el equipo de José María Castellano y César González-Bueno insiste en que lograrán antes de octubre los inversores privados que necesita para sustituir al Frob como accionista mayoritario.

Mientras CaixaBank examina cuentas y balances y hace números, Banca Cívica gana atractivo para otros dos grupos de cajas, indudablemente más pequeños pero que tienen sus bazas que jugar, pero no para bancos como Santander, Sabadell o Popular. Ibercaja, que quiere así consolarse de la pérdida de Unnim, y BMN (68.000 millones en activos), que hasta ahora era el más interesado en el Banco de Valencia, también apuntan hacia ese objetivo, pendientes de la decisión de Caixabank. Liberbank, el grupo de cajas más pequeño (52.000 millones en activos) y Unicaja (79.000 millones si finalmente llega a buen puerto la absorción de Caja Duero España) están al acecho de nuevos movimientos que se pueden producir en el sector, que puede implicar a ambos en una nueva fusión. Y Kutxa Bank, el gran grupo financiero vasco, calla y mira, pero no está parado tras digerir la cordobesa CajaSur (ahora BBK Bank), aunque asume que Banca Cívica, por razones políticas (el PP nunca permitirá que una entidad vasca controle Caja Navarra), no está a su alcance.

El que parece descolgado de este proceso es Bankia, todavía el grupo de cajas más grande (285.000 millones en activos), porque sigue centrado en su saneamiento y en resolver conflictos internos como el que existe con Bancaja. Pero en el sector se cree que Rodrigo Rato también se guarda un as bajo la manga.

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