El Gobierno obliga a Unicaja a hacerse cargo de Caja España Duero

15/03/2012

Miguel Ángel Valero. Una intervención del Banco de España de la entidad de ahorro castellanoleonesa supondría certificar el fracaso de la reforma financiera de De Guindos.

No hay nada como un mensaje sutil. El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, afirma que espera que las entidades financieras anuncien en las «próximas semanas» más fusiones. «La reforma financiera acaba de empezar«, argumentaba en  su primera comparecencia en la Comisión de Economía y Competitividad en el Senado. Pero mostró su total “convencimiento” respecto a que esta operación, la primera gran reforma puesta en marcha por del Gobierno de Mariano Rajoy y casi una apuesta personal suya, «dará resultados«. Por si alguna entidad no se daba por aludida, recordó el calendario: 31 de marzo para presentar los planes de cumplimiento de las nuevas exigencias de provisiones por activos inmobiliarios (pieza clave en la reforma financiera y en las últimas integraciones), y 30 de mayo para detallar los proyectos de fusiones.

Casi al mismo tiempo que De Guindos pronunciaba estas palabras en el Senado, una clara invitación a los remolones en el sector financiero para que se fusionen, el presidente de Caja España Duero, Evaristo del Canto, convocaba para este viernes a las 17,00 horas en Madrid al consejo de administración del banco instrumental. Y Unicaja celebra, a la misma hora, su consejo de administración en Málaga.

El único punto del orden del día es la negociación para la fusión de los dos grupos, que se firmará la próxima semana. Unicaja tendrá el 70% de peso en la nueva entidad (aunque aporta menos volumen de activos: 35.000 millones de euros frente a 46.000 millones), la tercera gran caja y séptimo grupo financiero de España mientras no se concreten los nuevos movimientos.

El veterano presidente de Unicaja, Braulio Medel, intentó hasta casi el último momento un esquema de protección de activos, ayudas adicionales del Frob para cumplir con las nuevas exigencias de la reforma financiera, y hasta pretendió que el Estado se hiciera cargo del ladrillo de Caja España a través de una especie de banco malo. Aportaba argumentos de peso, como que los cálculos de la fusión se habían hecho con otros planteamientos, y que los números no salían con las dotaciones adicionales.

Pero el Banco de España y el Gobierno consideran que atender las demandas de Unicaja significaría un trato de favor, que generaría agravios comparativos con otras operaciones, o lo que es más grave el riesgo de que la Comisión Europea interprete que se trata de ayudas públicas. Respecto a las provisiones adicionales, al concretarse la fusión después del 30 de septiembre de 2011, el equipo que encabecen Medel y Del Canto tendría dos años, y no uno, para cumplir con la reforma financiera.

Lo más que está dispuesta la autoridad es a facilitar dinero, se habla de unos 1.500 millones de euros, a través de los bonos convertibles contingentes, los famosos CoCos, contemplados en la reforma financiera. Estos CoCos no tendrían derechos políticos.

Una operación irreversible

Pese a los amagos de Unicaja de abandonar la fusión con Caja España Duero, como ya hizo en la compra de CCM y de CajaSur, que obligaron al Banco de España a intervenir estas dos entidades (una terminó en manos de CajAstur y ahora, como Banco Castilla La Mancha, está integrada en Liberbank, y la otra, en BBK y, como BBK Bank, se integra junto a las demás cajas vascas en KutxaBank), el Gobierno tiene muy claro que esa operación es irreversible. La ruptura del acuerdo implicaría que el Banco de España interviniera la entidad castellanoleonesa, en la primera decisión de este tipo que se toma con Mariano Rajoy al frente del Gobierno.

Y una intervención de Caja España Duero, una fusión impuesta por la Junta de Comunidades (gobernada por el PP) tras fracasar primero el intento de unir a todas las entidades de ahorro de la región y luego al menos a tres (Caja Ávila y Caja Segovia se fueron a Bankia; Caja Círculo, a Caja 3, ahora unida a Ibercaja; Caja Burgos, a Banca Cívica), por parte del Banco de España supondría nada menos que certificar el fracaso de la reforma financiera diseñada por Luis de Guindos. Con todas las consecuencias que tendría para el proceso de reestructuración y concentración del sistema financiero, para las fusiones que se están negociando en estos momentos. Y sobre todo para la imagen de las reformas estructurales impulsadas por Rajoy desde que llegó al Gobierno ante Bruselas y ante los mercados.

Algo en cualquier caso inadmisible para el Gobierno. Y para el Banco de España. Medel es consciente de que si estira más la goma, se puede romper, algo que no es precisamente inteligente en un momento tan clave como unas elecciones autonómicas que pueden llevar al PP al poder también en Andalucía, el granero de votos del PSOE, con lo que supondría de respaldo a la reforma laboral y otras medidas de ajuste, y propiciar de paso cambios en los órganos de gobierno de Unicaja.

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