La intrigas de la Casa Real con la Justicia

07/05/2012

diarioabierto.es.

Previamente a la avalancha de críticas por parte de una escandalizada opinión pública que provocó el desmentido de los protagonistas -personajes carentes ya del mínimo atisbo de credibilidad-,  todos los periódicos nacionales publicaban que los presuntos chorizos Urdangarín y su ex socio Torres, habrían ofertado a la fiscalía un pacto de conformidad. Ello implicaría devolver parte del botín acumulado y la declaración de culpabilidad por los hechos delictivos que se les imputan, a cambio de una condena inferior a dos años -careciendo de antecedentes penales, dicha condena libra de la cárcel según la legislación vigente.

Si esto fuese cierto, se sentaría un precedente de consecuencias impredecibles, abriéndose  una peligrosa veda: españoles, hínchense a trincar, devuelvan una cuarta parte de lo robado y aquí paz y después gloria. No estudien, no trabajen, no se esfuercen, diríjanse en masa a las sucursales bancarias más cercanas y arrasen: ya habrá tiempo de negociar con el fiscal más adelante. Y no olviden la fase intermedia, por si cuela: mientan como bellacos fingiendo pesar, mientras reclaman a los cuatro vientos su inocencia y honorabilidad. Cuando la cosa se ponga realmente fea -o aparezcan pruebas escritas, por ejemplo, en forma de mails comprometedores- intenten una negociación.

Antecedentes en la Casa haberlos, haylos. Centenares de millones de dólares prestados por el Rey Halid de Arabia Saudí a la corona española -administrados por Prado y Colón de Carvajal- que desaparecen, los papeles esfumados de Ruiz Mateos que al parecer demostraban pagos de más de mil millones de la antiguas pesetas en Zarzuela -entregados a la vieja usanza, en maletines-,  los volatilizados miles de millones de KIO justificados ante los kuwaitíes como comisiones a las altas instituciones del Estado para la utilización de las bases españolas en la Guerra del Golfo por la aviación norteamericana, o esas cárceles y silencios eternos de Conde y De la Rosa, antaño pertenecientes al restringido círculo más íntimo del Rey… Cabría la posibilidad de intentar una fórmula alternativa, directa al corazón de los más sensibleros, emulando un modelo reciente. Miren directamente a la cámara, soltando aquello de “lo siento, me he equivocado. No volverá a ocurrir.” Declaración que, siendo objetivos, es honrosa pero sospechosa y por dos motivos: primero, jamás hubiese sido pronunciada sin una pillada previa; segundo, tiren de hemeroteca y comprobarán que no es el primer accidente ni desaparición que no encuentra trabajando al Rey. En el año 83 nuestro monarca se fracturó la pelvis esquiando en la exclusiva estación suiza de Gstaad, en el 88 una rama le provocó una importante lesión en el ojo mientras cazaba en Suecia, en el 89 otro golpetazo  le contusionó la cara en los Alpes franceses, en el 91 sufrió una intervención quirúrgica tras un guantazo en Baqueira... En aquellos tiempos España no estaba en quiebra ni a punto de ser intervenido. Era la edad dorada de la corrupción socialista: mientras todo cargo público y empresario afín  se forraba, permitían al Jefe del Estado disfrutar, divertirse y vivir a cuerpo de rey -eso cuando no grababan a través de los servicios secretos sus conversaciones privadas-. Tampoco es la primera vez que un presidente del gobierno desconoce dónde se encuentra el Rey: Felipe González reconoció públicamente que en junio del 92 no pudo consultarle el nombramiento de un nuevo ministro de Exteriores, porque Su Majestad no estaba -se encontraba descansando en Suiza con una buena amiga residente en Mallorca-.

Hace escasos días un lector me confesaba su sorpresa por mis azotes a las ambigüedades de Rajoy, habiendo antes machacado las barrabasadas de Zapatero. Quizá en este país tan sectario impresione la imparcialidad. Quiero decir con esto que al igual que intento un análisis neutral de las izquierdas y de las derechas, hago lo propio entre monarquía y república -sería hasta posible mi preferencia hacia un Felipe VI que hacia los que enarbolan banderas tricolores por estos lares-. Como buena demócrata aceptaré la decisión de la mayoría si los españoles han dictaminado con conocimiento de causa: sin censuras, manipulaciones, mentiras, engaños, eliminación de informaciones comprometedoras ni operaciones de lavado de imagen en temas tan serios como la Jefatura del Estado español.

Twitter: @CarmelaDf

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7 pensamientos en “La intrigas de la Casa Real con la Justicia

  1. Suscribo 100% su última afirmación: «aceptaré la decisión de la mayoría si los españoles han dictaminado con conocimiento de causa: sin censuras, manipulaciones, mentiras, engaños, eliminación de informaciones comprometedoras ni operaciones de lavado de imagen en temas tan serios como la Jefatura del Estado español.»

  2. A priori podría ser buena una monarquia, pero desde luego no como la que tenemos en España en estos momentos. Se han aprovechado durante décadas de la permivisidad que les han concedido los gobiernos y de la pasividad e ignorancia del pueblo español.

  3. Queremos una monarquia que no nos mienta. Ni que nos tome por bobos.Esto es extensible también a politicos, gobernantes, banqueros…

  4. La ejemplaridad de la monarquia brillando por su ausencia y las andanzas del rey en boca de todos… La monarquia no sobrevivira a Juan Carlos

  5. Acertadísimo artículo. Yo también estoy de acuerdo «en consolidar un Estado de derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular».

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