El poder político gana la partida a la banca

07/05/2012

Maite Vázquez del Río.

Rodrigo Rato ha presentado su dimisión. Ya no es el presidente de Bankia, aunque fuera su hacedor. Pero es que su situación era muy difícil de mantener. Tenía que negociar con quien en otro tiempo fue rival en la sucesión a José María Aznar y con su secretario de Estado, Luis de Guindos, y el «agujero» que heredó de los negocios inmobiliarios y con constructoras que emprendió Miguel Blesa, dejaban a la que era considerada como tercera o cuarta entidad del país en situación de intervención.

Los rumores siempre han perseguido a Bankia, y plan de reestructuración tras plan de reestructuración intentó mantener el tipo, pese a que los mercados le iban señalando cada vez con más insistencia de que era una de las entidades que más activos «tóxicos» tenía. El problema lo sitúan los expertos entre 7.000 y 10.000 millones de euros. Ahí es nada con la que nos está cayendo al resto de los ciudadanos que cada viernes asistimos religiosamente a nuevos recortes aprobados en Consejo de Ministros, mientras a lo largo de la semana nos desayunamos como este lunes con las palabras del presidente del Gobierno de que si es necesario poner dinero público para salvar el sector financiero español, se pondrá. Los ciudadanos más que de segunda, debemos ser los últimos de la fila ya que no hay dinero para hospitales, educación, desempleo, formación… y nos suben impuestos, nos bajan salarios o directamente nos condenan al paro.

Rato ha tenido que optar entre lo malo y lo peor. Y eligió lo malo. Hay mucho que «destapar» de las cuentas de Bankia, mucho dinero turbio que recibió como legado y que creía que sería capaz de reconducir. Pero Bankia está compuesto por siete cajas de ahorros, cada cual con sus miserias y decisiones políticas de la época en la que las vacas gordas cebaron los bolsillos de muchas empresas y políticos con proyectos megaopulentos. Era cuando había 45 cajas, todas gobernadas por sus respectivos gobiernos regionales. Política y dinero, se demuestra, no se mezclan bien en época de crisis.

Pero tal vez la razón de peso que ha empujado a Rato a dejar la presidencia de Bancia sea la maraña de relaciones internas del PP. Rato no fue designado por Aznar para sucederle; el elegido fue Rajoy, hoy presiente del Gobierno, que es el que decide qué hacer. El ministro de Economía, que elabora los planes de reestructuración, saneamiento o rescate es Luis de Guindos, que en otro tiempo fue su secretario de Estado, y para cerrar el círculo se encuentran las decisiones políticas que Caja Madrid tuvo que gestionar procedentes de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, que en estos momentos no vive uno de sus momentos más dulces con el propio Rajoy.

Si no hubieran existido estos condicionantes políticos es muy probable que Rodrigo Rato no hubiera dimitido porque Bankia tuviera que ser intervenida. Solo hay que recordar que cuando llegó a la vicepresidencia económica de Aznar, España no acaba de salir de la anterior crisis y no había transcurrido ni un mes cuando puso sobre la mesa uno de los mayores paquetes de medidas económicas que se habían realizado durante los últimos 30 años. Con su política logró colocar a España en el euro y cumplir todos los objetivos impuestos por Bruselas. No es Rato un hombre que se amedentre por las circunstanacias económicas adversas. El problema es cuando política y dinero se mezclan. Ahora que el sistema financiero vive uno de sus peores momentos, es el poder político el que manda.  Y Rato dejó dejó de ser político para intentar ser banquero.

¿Te ha parecido interesante?

(+3 puntos, 3 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.