La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s ha decidido mantener en vigilancia negativa las calificaciones a largo y corto plazo ‘BBB-/A-3’ de Bankia, situadas apenas un escalón por encima del bono basura, así como la nota a largo plazo ‘BB-‘ de su matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA), que se encontraba ya dentro del grado especulativo, a la vez que colocaba bajo vigilancia el ‘rating’ a corto plazo ‘B’ de la entidad nacionalizada.

Esta decisión refleja la creciente incertidumbre respecto a la fortaleza financiera de Bankia y BFA, así como sobre su futura dirección estratégica, ilustrada en parte por la reciente dimisión de su presidente, Rodrigo Rato, cuando apenas se cumplía el segundo año de existencia de la entidad surgida por la fusión de siete cajas de ahorros.

De hecho, la calificadora de riesgos señala que su análisis de la situación de ambas entidades deberá incorporar la nueva información disponible tras el nombramiento como nuevo presidente de José Ignacio Goirigolzarri y el anuncio de que el Estado nacionalizará BFA mediante la conversión en acciones de los títulos preferentes en poder del Fondo de Restructuración Bancaria (FROB), convirtiendo al Gobierno en accionista de de referencia de Bankia.

En este sentido, S&P destaca que el Banco de España ha informado de que Bankia y BFA trabajan en un plan de reestructuración para reforzar su capitalización y mejorar sus provisiones que va más allá del presentado al supervisor a finales de marzo.

«Pensamos que el nuevo plan podría necesitar la inclusión de más apoyo financiero por parte del Estado«, apunta la agencia de medición de riesgos, que advierte de que si recibieran más recursos públicos o en el caso de que el Estado acabe ostentando una participación de control, podría verse afectada su opinión sobre la naturaleza y el grado del respaldo del Gobierno incorporado en los ‘ratings’ de Bankia.