Barroso y Merkel quieren una reforma profunda de la unión económica y monetaria

04/06/2012

Maite Vázquez del Río. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los próximos 28 y 29 de junio pretende sentar las bases de la unión fiscal, política hasta llegar a la unión bancaria a largo plazo. En el corto plazo primero se debe solucionar el problema del sistema financiero.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y la canciller alemana, Angela Merkel, han dado este lunes el pistoletazo de salida a la que considera una semana clave para el futuro de la Unión Europea. Lo que quiera la principal economía comunitaria es clave para ver qué se puede hacer a fin de salir en el atolladero en el que se encuentra Europa. Y lo que ha quedado claro en la reunión Merkel-Barroso es que hay que reformar y hacerlo en profundidad.

Se quieren remover hasta los cimientos y que, de una vez por todas, la unidad fiscal sea un hecho. A ello se suma la solución definitiva que se va a dar al sector financiero, una propuesta que está elaborando la propia CE y en la que se va a dar el visto bueno para que los gobiernos intervengan directamente en la solución de las entidades de sus respectivos países que tengan problemas de capitalización. La forma de cómo se podrá hacer se conocerá este miércoles, en que Barroso hará públicas sus propuestas.

Lo que parece claro es que no se quiere dejar que llegue a la quiebra ningún banco. Se trata de dar un mensaje claro a los mercados para que las incertidumbres y las dudas den paso a la confianza en el sistema financiero y la prima de riesgo no siga siendo arrastrada a cuotas imposibles de financiación para los Estados.

La CE pretende que cada país decida quién interviene cuando una entidad tiene problemas, ya sean los bancos centrales o los gobiernos. Y una vez fijada la mano ejecutora, se establecerán las condiciones de constitución de un fondo con aportaciones obligatorias de los propios bancos. Se trata de ir creando instrumentos con los que –según explican en Bruselas- “revolucionar” el mercado sin que los contribuyentes se vean afectados. Y para evitar que los ciudadanos paguen malas gestiones, hasta se obligará a las entidades con problemas a “trocear” parte del banco y separar sus activos tóxicos.

Merkel y Barroso han preparado en esa reunión los temas que se debatirán en la cumbre de Jefes de Estado de los próximos 28 y 29 de junio. Barroso, además, está coordinando las propuestas con el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, del BCE, Mario Draghi, y del eurogrupo, Jean-Claude Juncker. El objetivo es llevar atada la reforma de la actual unión económica y monetaria (UEM), según todos los rumores que circulan por Bruselas y que han publicado algunos diarios como el alemán Die Wet am Sontag.

Paquete de reformas

Pero la reforma de la UEM irá acompañada de un conjunto de reformas para que sea efectiva. Se trata de reformas estructurales, del sistema financiero, de cómo hacer efectiva la unión fiscal y la unión política. Todos estos cambios tendrán como objetivo fundamental el crecimiento económico, aunque sin olvidar el equilibrio presupuestario de todos los Estados miembro.

Sobre estos planes Alemania tiene la última palabra. Sin su consentimiento todo podría quedar en agua de borrajas y Merkel debe pasar por las urnas dentro de menos de un año. Y poner de acuerdo a veintisiete países es muy difícil como ya se ha visto en otras cumbres, menos ambiciosas. También habrá que valorar qué medidas a corto plazo pueden ser efectivas ante los graves problemas que tienen algunos de los países, porque muchos de los pasos que se llevarán en la agenda dependen del largo plazo, porque la unión política y la unión fiscal no se pueden organizar de la noche a la mañana ni en unos pocos meses.

Merkel, que tras la marcha de Nicolas Sarkozy, se está quedando sin el apoyo de una economía con peso como la suya, ve con buenos ojos la cohesión económica. Pero este objetivo pasa por elegir un “comisario” de Finanzas con poder de decisión y que las actuales instituciones europeas (Comisión, Parlamento y Tribunal de Justicia) jueguen un papel más protagonista y decisorio que el que ahora tienen. Solo así podrán sacarse adelante medidas como los eurobonos (mutualizar la deuda) defendidos por países como Francia, Italia o España. De prosperar estas ideas hasta podría creerse en la posibilidad –sobre todo los mercados- de contar con la unión bancaria. Merkel aceptaría esta posibilidad si antes se realizan todas las reformas previas (estructurales, unión fiscal…).

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