La canciller alemana, Angela Merkel, no cede ni un ápice en su postura sobre Grecia. Una vez «salvado» el primer conato serio de que el país heleno se salira de la unión económica y monetaria europea, la estadista germana ha dejado claro a los griegos que el resultado de los comicios no significan que se vayan a relajar las condiciones que exige Europa a Grecia para su rescate.

A su llegada a la localidad mexicana de Los Cabos, donde se celebrará la próxima cumbre del G-20, Merkel ha explicado su «postura inamovible» sobre Grecia, asegurando que no sería aceptable un relajamiento del programa de asistencia financiera a Grecia.

La canciller alemana muestra ahora a todas horas su postura favorable a una política que favorezca el crecimiento sostenible, precisamente el tema estrella no sólo de la cumbre del G-20 sino también  de la Cumbre europea de jefes de Gobierno y Estado que se celebrará la próxima semana. En esta reunión está previsto que cambie todo el entramado europeo, mostrando una apuesta decidida por la unidad de todo orden, desde financiera a fiscal… y quién sabe si con ello se consigue que las instituciones europeas consigan el protagonismo que hasta ahora no han podido tener durante la crisis, ante la defensa de soberanía mostrada por Alemania y Francia.

La reunión del G-20 será una buena oportunidad para empezar a hacer coincidir su visión sobre las medidas a adoptar para impulsar el crecimiento económico, el empleo o una nueva regulación de los sistemas financieros. Los líderes europeos contarán, de esta forma, con el respaldo de las principales economías mundiales fuera de Europa.

En opinión de Merkel, «no se puede aceptar ningún relajamiento de las reformas pactadas» después de las elecciones griegras. Y con su tono de medio autoritario, medio «paternalista», mostró su deseo que ahora los helenos formen «rápidamente» un Gobierno estable, capaza de «cumplir los compromisos» del país con «sus acreedores internacionales».

Contrarreloj en Grecia

Al margen del aviso para navegantes de Merkel, Antonis Samaras, el líder del partido griego Nueva Democracia, que este domingo ganó las elecciones en Grecia, ya ha comenzado a hablar con el resto de los partidos para formar gobierno, dado que no obtuvo mayoría absoluta.

De acuerdo con los plazos previstos, Samaras tiene tres días para formar Gobierno, después de haber recibido la orden el presidente Karolos Papoulias. Y como marca la norma helena, el primero con el que deberá hablar es con el líder de Coalición de Partidos de Izquierda Radical (Syriza), dado que este domingo quedó como segundo fuerza política más votada en las elecciones legislativas. No obstante, su líder, Alexis Tsipras, ya ha confirmado que su partido no participará en el nuevo ejecutivo, dada su postura contra el rescate a Grecia.

La única salida que le queda, por tanto, a Samaras es ponerse de acuerdo con los representanets del Pasok (socialistas) de Evangelos Venizelos. Conservadores y socialistas han mostrado la necesidad de los ajustes, aunque Venizelos quiere que también forme parte del nuevo gobierno Syriza.

Tras estas conversaciones, la tercera formación política con la que hablará será Izquierda Democrática, que aún no ha decidido cuál será su posición.