El presidente de Sacyr, Manuel Manrique, ha presidido hoy jueves su primera junta de accionistas como primer ejecutivo del grupo con una clara apuesta por la nueva etapa abierta a la compañía, después de años en los que la batalla empresarial por el control de Repsol y el aumento de la deuda marcaron la evolución de la constructora. Existieron momentos en esos ejercicios en los que algunos analistas estimaban que la compañía iba ser la primera víctima mortal de su cuestionada expansión, pero ahora la percepción del mercado pese a la fuerte caída en Bolsa ha cambiado en 180 grados.

Y el discurso de Manuel Manrique se mueve en esa línea. Señaló que de cara al futuro el grupo se apoya en dos grandes motores, que configuran su core business (negocio central), y que son el área constructora-concesional, especialmente en el exterior, así como las actividades relacionadas con el desarrollo industrial, que van desde el tratamiento de residuos, la cogeneración y las plantas relacionadas con el petróleo, química y gas. Yen todas esos sectores, el peso de la cartera internacional de pedidos de Sacyr ya es superior al 75%.

Es un aspecto que destacó, en un encuentro con la prensa anterior a la junta, en varias ocasiones. Porque además el conjunto de la cartera de pedidos asegura el Ebitda (resultado bruto de explotación) por varios años. Otras líneas maestras de la estrategia de Sacyr son la austeridad, continuar con la reducción de deuda y la rotación de activos. El grupo tiene más de 50.000 millones de cartera lo que le sup0ne un Ebitda implícito de 23.480 millones.

Se mostró muy satisfecho de la marcha de algunas de las filiales como la patrimonial Testa, que incluso en las etapas más álgidas de la crisis ha contado con un grado de ocupación de más del 90%, y de Valoriza (servicios) , que está presente en Australia, Israel o Argelia, y que se ha beneficiado además del pago de la deuda de los ayuntamientos y del próximo por  las Comunidades Autónomas. Sacyr mantiene sus plan de desinversiones en Itínere y en la torre Adria en París, que la tiene valorada en más de 400 millones de euros. Esa estrategia la podría ampliar a otros activos maduros del área de servicios. Y en el caso de Vallehermoso, el objetivo es vender las viviendas que aún tiene en cartera. No obstante, el grupo no tiene previsto abandonar la actividad de promoción, que puede quedar congelada hasta que cambie la situación del mercado.

El presidente de Sacyr explicó las causas de la caída del valor en Bolsa que pierde más del 60% en el año, uno de los temas que preocupan a la nueva dirección. Y van desde el impacto por la marcha económica de España, la venta del 10% de Repsol con minusvalías de 940 millones de euros que afectaron a resultados, la expropiación de YPF que ha reducido la cotización de la petrolera y la venta masiva de acciones a cargo de un accionista. Manrique se refería, sin citar, al anterior presidente Luis del Rivero, que ya cuenta con menos del 3% del capital. Y con este panorama, Sacyr ha sido además presa de los inversores especuladores bajistas que apuestan por  la caída de un valor.

Repsol fue otro de las ejes centrales de su discurso. Se manifestó como «socio leal» de la petrolera, aunque evitó indicar en qué momento de la cotización de la petrolera estaría en posición vendedora. En cualquier caso en la compañía se considera positiva la anterior venta del 10%, a 21 euros por acción, que ha permitido no alargar la refinanciación de la deuda. En este contexto, ratificó que con un dividendo de 1 euro por acción, Sacyr puede afrontar el servicio de la deuda vinculada a la compra de las acciones de la petrolera. La constructora está además pendiente de las instrucciones del auditor y de Repsol para provisionar por la caída de la cotización de la petrolera y por la expropiación de YPF.

Durante la junta, Manuel Manrique ha culpado a Luis del Rivero de  los problemas que impactaron en la compañía durante la refinanciación del préstamo sindicado vinculado al 20% de Repsol.