El rescate del conocimiento

09/07/2012

diarioabierto.es.

El mayor drama que estamos sufriendo en este país es la pérdida del valor potencial de más de un millón de parados de alta cualificación (*).

Adicionalmente a su desmoralización personal, al triste hecho de haber creado una generación perdida, o al alto coste que ha tenido el país para darles una formación excelente, lo más preocupante es no poder generar el valor que responde a las altas expectativas de partida.

El gran reto es cómo movilizar industrialmente ese gran potencial, cómo organizarlo para que pueda producir servicios y productos de alto valor añadido, que se puedan vender con éxito en los competitivos mercados internacionales.

Estamos hablando de un valor de producción anual estimado de unos 80.000 millones de euros. Cifra nada desdeñable.

Es lo que me atrevo a denominar “el rescate del conocimiento”.

Desde muchas tribunas de políticos y líderes sociales y empresariales, se propugna como solución la de los emprendedores: “que un millón de emprendedores o pymes creen cada uno un puesto de trabajo y habremos creado un millón de empleos”. Evidente en apariencia, pero nada más lejos de la realidad:

–          Las medidas de fomento, son burocráticas y lentas, y vuelven a crear estructuras en instituciones públicas que no aportan valor.

–          En muchos casos, en vez de crear empleo, lo que se hace es sustituir recursos ya existentes aprovechando nuevas fórmulas de contratación.

–          Las unidades empresariales (autónomos, pymes, start-ups) no pueden ser el soporte consistente de una política de dimensión-país para competir globalmente. Son unidades frágiles, con pocas posibilidades de internacionalizarse, que no pueden competir con las grandes iniciativas tecnológicas ni por tamaño, ni por capacidad financiera ni por capacidad de gestión.

Es una distorsión en la visión. Emprendedores, start-ups, venture firms, pymes, son excelentes entornos para “innovar”, pero no son la herramienta idónea para explotar industrialmente (i.e. a gran escala) la innovación, para movilizar un valor de producción de casi cien mil millones de euros.

Para esto qué se necesita (en términos de compentencias):

1. Una visión estratégica en ciertos negocios que están impulsando el cambio global: e-health, medios de pago, Smart cities, gestión y marketing de contenidos, digitalización de procesos, comunicación personal y m2m, gestión de viajeros, gestión logística de puertos, aeropuertos, y un largo etc…
2. La capacidad para diseñar, implantar y gestionar centros excelentes de producción y comercialización de soluciones tecnológicas en los campos mencionados anteriormente, de dimensión global para alcanzar el liderazgo internacional.
3. La financiación y el modelo empresarial para afrontar este reto, libre de contaminaciones políticas y basado en la correcta planificación, retribución y uso de los recursos.

La iniciativa pública se ha demostrado insuficiente para ello (aunque en el pasado iniciativas como el INI/INH sirvieron para impulsar toda una industria nacional que en aquel contexto fueron válidas y el resultado de todo aquello está liderando la industria mundial en algunos sectores – véase Repsol, Endesa o Iberia entre otras-).

Mi propuesta es que se busquen los socios adecuados en la iniciativa privada internacional, con experiencia en project management, en creación y despliegue de soluciones tecnológicas integradas en nuevos modelos de negocio, con vocación empresarial, con experiencia en lanzamientos comerciales globales a los que se proponga crear en España alguno de sus centros de desarrollo tecnológico.

Pongo un ejemplo con Amadeus. Si se le aporta la financiación necesaria (vía capital en una joint venture, por ejemplo), ¿tendría sentido crear en España el centro líder a nivel mundial de soluciones de gestión de vuelos, reservas y venta de billetes, sistemas de gestión aeroportuaria, logística de handling aeroportuario, seguridad y control de pasajeros, etc, etc… con el compromiso por su parte de emplear a miles de titulados superiores?

Y así, hasta ocupar a un millón de titulados superiores, en grandes iniciativas conjuntas empresariales con formato de centros de desarrollo de soluciones.

Alguien dirá, no tenemos ese dinero para crear sociedades mixtas con la iniciativa privada. La respuesta/reflexión es, ¿qué nos cuesta un millón de parados? ¿cuál es el coste de oportunidad de su no-ocupación?

Al igual que se ha considerado imprescindible el rescate de la banca, creo que es imprescindible y más prioritario el rescate del conocimiento.  Si para la banca ha habido 100.000 millones de euros, seguro deberíamos encontrar  los fondos suficientes para movilizar el conocimiento.

José Luis Cayuela es Economista http://es.linkedin.com/in/jlcayuela

(*) la cifra de un millón de parados con titulación superior es una estimación del autor.

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