Desánimo

24/07/2012

diarioabierto.es.

Cada mañana, con el primer sorbo del café, las noticias hacen temblar la casa y encogen el corazón. Uno ya no sabe con qué se va a encontrar en los próximos días. Es una auténtica pesadilla. Sube la prima de riesgo, cae la bolsa, ¿estamos o no estamos en rescate o rescatados? Las calles se llena de gente en protesta por los recortes.

Situación angustiosa para miles de familias. Temor al futuro. Ya no es que nuestros hijos vivan peor que nosotros. Es que no sabemos cómo vamos a vivir. La incertidumbre y el miedo.

Escuchaba estos días por la radio que sólo en Madrid hay unos 80 desahucios diarios. La cifra me parece alucinante, terrible. La sensación de pobreza se traslada a los bares, a los comedores sociales. El Banco de Alimentos no da abasto. Caritas hace más de lo que puede.

Cada mañana, cada día, cada telediario la situación parece más preocupante. Se habla abiertamente de intervención. No ya de rescate. Y lo cierto es que la sensación es que ya estamos intervenidos. Lo peor es que queda la idea de que esta crisis se ha llevado por delante, no sólo las conquistas sociales, el Estado de Bienestar tan duramente conseguido, sino que ha destruido de paso los valores democráticos.

No gobiernan los partidos que ganaron en las urnas. Gobiernan, de lejos, instituciones y personas que no han sido elegidos en nuestro país. No es que gobierne Merkel. Es que gobierna el mercado, el BCE, el FMI, la OCDE. Siglas fúnebres que han ido enterrando gobiernos y pueblos.

Los gobiernos locales se limitan a obedecer pacientemente directrices que, hasta ahora, al menos, lo único que han conseguido ha sido hundirnos más en la recesión. Sin consumo no hay crecimiento. Sin dinero no hay consumo. Los recortes lo que hacen es impedir que la gente consuma porque no tiene dinero para hacerlo.

La democracia ya no es elegir a unos representantes a los que les damos durante cuatro años el gobierno del país. Ahora la democracia es elegir al correveidile que irá de nuestro país a Europa a recibir instrucciones. Ya aplicarlas. Siempre con la duda de si lo que aquí se aplica nos perjudica como país y beneficia a quienes nos lo piden.

Desánimo en el país. Desánimo en esta columna. Lo siento, pero hay años en que uno no está para nada.

De Luis Cernuda. Busquemos ese lugar mágico:

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.

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