Resulta que en Wall Street se han dado cuenta ahora de que posiblemente han subestimado algunas cosas en los últimos tiempos y que toca corregir algunos excesos causados por no haber recortado cuando los indicios lo aconsejaban. Y lo primero que han subestimado en Wall Street ha sido el escaso crecimiento de las compañías en los últimos tiempos. Se miran con lupa las ganancias y estas han sido buenas, pero los balances y cuentas de resultados reflejaban claramente que no se crecía y eso, más pronto que tarde, termina pasando factura también en las cifras de beneficios.

En cambio, han sobrevalorado los mensajes de la Fed en torno a una posible nueva ronda de estímulos. Hasta donde uno recuerda, Ben Bernanke solo ha dicho desde hace ya bastante tiempo que hay preparadas una nueva batería de medidas por si es necesario, pero no ha dicho nunca que fueran a ponerse en práctica de inmediato. Es más, siempre ha ligado la posibilidad de nuevos estímulos a que los datos macroeconómicos lo aconsejen realmente, especialmente en lo que se refiere a la evolución del empleo.

Ahora se dan cuenta de que es más que posible que no se pongan en marcha antes de fin de año. Ahora mismo no son necesarios y después de septiembre podría considerarse una interferencia en las elecciones presidenciales. Es más, parece que se han caído del guindo cuando el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard, ha dicho que los Fed minutes que ayer devolvieron el optimismo al mercado estaban «stale» palabra que igual puede traducirse por «viciados» como por «caducados». Ambas acepciones nos valdrían, porque Bullard ha dejado clara su oposición a una nueva ronda de estímulos.

Entre las cosas que se han infravalorado claramente se encuentra la situación en Europa. Es como si en Wall Street solo se hubieran quedado con la cantinela aquella de «haremos todo lo que haya que hacer para preservar el euro» en boca de cualquier presunto líder europeo. Pero no, no hacen todo lo que hay que hacer y, desde luego, no se ponen de acuerdo ni tan siquiera en qué es lo que hay que hacer.

Ahora parecen haberse dado cuenta de nuevo de que Europa es cualquier cosa menos de fiar. Con España está volviendo a producirse el espectáculo bochornoso de tira y afloja, de declaraciones y desmentidos, de marear la perdiz y no resolver nada, porque en realidad nada se puede resolver porque el Fondo de Rescate aún no ha sido autorizado en Alemania y el Gobierno español juega a tirar la piedra y esconder la mano constantemente, sin pedir el rescate y sin dejar de pedirlo, al tiempo que tiene concedidos hasta 100.000 millones que no utiliza para sanear el sistema financiero.

En cambio, han sobrevalorado la capacidad de China para enderezar su cada vez más endeble crecimiento. Por mucho que se haya convertido en una potencia mundial y por mucho que el gobierno chino tenga en su mano resortes incluso impensables en una economía occidental, la falta de experiencia se les nota a la legua a los chinos. Hace un año que tratan de revitalizar su economía y cada nuevo dato demuestra que están fracasando. Hoy ha sido la actividad industrial la que ha revelado que la contracción va a más.

Pues si a todo esto le sumamos que el dato de peticiones iniciales de desempleo de esta semana ha sido malo, tenemos todo preparado para una corrección que muchos esperaban como agua de mayo, posiblemente para cargar más abajo y volver a sobrevalorar e infravalorar lo que les venga en gana y beneficie a sus intereses. El juego es así y lo llevan jugando desde siempre.

Lógicamente, cuando se caen del guindo y se palpan los bolsillos descubren que esto es menos claro de lo que parecía y se apresuran a realizar beneficios. A eso se han dedicado por entera en la jornada de hoy. Al cierre, el Dow Jones caía un 0,88%, el S&P 500 un 0,81% y el Nasdaq Composite un 0,66%.