Los índices americanos se han colocado en posición de «wait and see» y son muchos los analistas que estiman que esta va a ser la tónica a lo largo de la semana, con todo girando en torno a los niveles de cierre del pasado viernes, punto arriba, punto abajo.

¿Por qué esta previsión? Apuntan que el discurso del viernes de Ben Bernanke en Jackson Hole es lo suficientemente importante como para no moverse demasiado en los días previos. Y añaden que las palabras del sábado p0r parte de Mario Draghi son esperadas con auténtico fervor. ¿Por qué moverse antes de tiempo?

Lo cierto es que buena parte del rally al que asistimos desde el mes de mayo viene propiciado por las palabras de Mario Draghi subrayando que el BCE hará todo lo necesario para apoyar al euro y se ha rematado con la esperanza indisimulada de que la Fed anuncie nuevos estímulos en su próxima reunión. Y los dos jefes de las instituciones claves hablan en apenas unos días y con apenas unas horas de diferencia, ¿tiene algún sentido hacer algo ahora?

Eso es lo que han debido pensar la mayoría de los inversores, porque lo cierto es que el volumen en los dos mercados principales ha sido justito tirando a más bien escaso, lo que siempre es un indicador de apatía. El que está comprado no tiene urgencia por vender y el que está fuera no tiene urgencia por comprar.

Sin embargo, a mí me preocupa un poco la falta de fuerzas que han demostrado todos los índices desde mediada la sesión, con un sprint final de cangrejos que nos ha metido de lleno en pérdidas en el Dow y el S&P 500 y que ha dejado las ganancias del Nasdaq Composite en una mera anécdota. Ya que estaban donde estaban, mejor haber seguido por allí. Pero no hubo fuerzas y por mucho que me cuenten que el lunes es siempre el peor día de la semana en Wall Street a mí me da mala espina la bajada casi en picado del último tercio de jornada.

Mañana saldremos de dudas, supongo. Entre tanto, contabilizamos que al cierre el Dow Jones perdió un 0,25%, el S&P 500 un 0,05% y el Nasdaq Composite avanzó un 0,11%. Eso sí, todo con un volumen que demuestra claramente el «wait and see» que parece haberse decretado en Wall Street.