Y es que Obama dijo cosas que todo el mundo sabe pero que se niegan a aceptar. Cosas muy evidentes pero que deben ser recordadas:

– En dos meses no se puede culminar una negociación presupuestaria de este tipo para toda una década

– Intentar rebajar el déficit exclusivamente por la vía de recortar el gasto solo conduce al desastre

– Si no se elevan los impuestos a las clases pudientes serán las clases medias quienes se encuentren en peligro

– La propuesta que han hecho los republicanos para elevar los ingresos no se sostiene cuando haces las sumas y tampoco cuando haces las restas para hacer que desaparezcan deducciones ahora mismo existentes

Nada nuevo, pero ni diciendo lo obvio logró Obama generar optimismo. Seguramente no era lo que buscaba, sino que aprovechó la entrevista para endurecer sus acusaciones contra los republicanos, que proclaman a los cuatro vientos que las conversaciones están encalladas mientras desde la Casa Blanca se desmiente y se asegura que hay reuniones todos los días y que el diálogo sigue adelante, sin resultados, pero adelante.

Y siendo esta la única gran referencia del día y dado que la jornada había comenzado a la baja, el mercado decidió no hacer gran cosa, sestear otro rato y esperar a ver si mañana el dato del ISM de servicios nos puede servir para tomar alguna decisión. Desde luego, como refleje la entrada en fase contractiva como ha ocurrido con el industrial, puede que hayamos visto ya todas las subidas que nos quedaban por ver en este ciclo.

Seguramente por eso sestearon los índices americanos durante toda la sesión. Incluso tuvieron al alcance de su mano el cierre en positivo, pero la relajación fue absoluta, como si todo diera igual. ¿A que mañana no dará todo igual? ¿Apostamos?

Al cierre, el Dow Jones se dejó el 0,11%, el S&P 500 un 0,17 y el Nasdaq Composite un 0,18%. Ya les digo, si no lo arregló ni Obama…