Quedan 18 días para que la amenaza del «Fiscal Cliff» se convierta en realidad y el maldito juego de los políticos nos va a hacer apurar el acuerdo hasta el último minuto. Me recuerda cada vez más este asunto a la negociación sobre el techo de deuda, que fue más allá del plazo fijado y el mal acuerdo provocó tal desconfianza que fue la espoleta para un recorte serio de las Bolsas mundiales en el que la UE ayudó también lo suyo.

Lo que ahora está en juego es, ni más ni menos, que meter de nuevo a Estados Unidos en recesión o mantenerse a flota a duras penas. Desde luego, si se mantiene a flote será a pesar de los políticos. Sin duda, ocasiones como esta les dan la ocasión de justificar sus sueldos, pero al otro lado del Atlántico son tan miopes como a este lado.

Los republicanos siguen sin dar su brazo a torcer y les parece necesario que los ricos sigan tributando menos que los demás. Los demócratas, por su parte, siguen sin dar su brazo a torcer y los programas de recorte del gasto son poco menos que de Disney. Y, por supuesto, ambas partes culpan al contrario de estar haciendo imposible el acuerdo.

La única ventaja que tienen al otro lado del Atlántico es que si el presidente te llama a la Casa Blanca, tú vas a toda mecha. Y, claro, tienen un presidente que te llama. Obama ha llamado a Boehner y cuando escribo estas líneas están reunidos, se supone que para desbloquear la situación. Si fuera España, la reunión serviría para «escenificar el desacuerdo total» pero voy a dar una oportunidad a estos caballeros, aunque sean políticos.

El caso es que cada día que pasa y a cada nueva declaración, en Wall Street a más de uno no le llega la camisa al cuello. Imaginar a la economía estadounidense de nuevo en recesión es un escenario que hace que más de uno sienta escalofríos y la incertidumbre de la negociación tiene con el alma en vilo a todo el mundo.

Sigo siendo un optimista recalcitrante y creo firmemente que habrá acuerdo. Es más, después de lo del techo de deuda del año pasado, confío en que ambas partes han aprendido la lección y que habrá un buen acuerdo y no un pacto de los de salir del paso a todo correr.

Como ven, el maldito juego de los políticos nos tiene en vilo y Wall Street ha aprovechado el momento para recortar. Ya les dije ayer que la vela tenía toda la pinta de estar avisando de las intenciones de los que mandan en el cotarro.

Al cierre, el Dow Jones perdió un 0,56%, el S&P 500 un 0,63% y el Nasdaq Composite un 0,72%. Es el resultado directo del maldito juego de los políticos.