La triple hora bruja de mañana tiene mucho que ver con lo acaecido hoy. El mercado no está para alegrías, pero las manos fuertes tampoco han tenido ninguna intención de dejar que se corrija como sería de esperar tras la sobrecompra de los últimos días. Una vez que mañana se liquiden las posiciones, ya veremos, pero de momento prefieren amarrar.

Y es que en la víspera Estados Unidos dedicó la jornada a una importante corrección por el nuevo estancamiento de la negociación para evitar el «Fiscal Cliff», pero ni así en Europa se dieron por aludidos. En esto sí pueden permitirse un día o dos de «ir a lo suyo», más aún cuando el Dax ha remoloneado en los últimos avances.

¿Y tras el vencimiento? Pues tras la triple hora bruja debería llegar la corrección y dar por concluido el rallye de fin de año, pero con todo pendiente de la negociación en Estados Unidos. Cualquier indicio de aproximación hacia un acuerdo debe suponer un empujón para el mercado.

Por eso la situación es tan compleja. Técnicamente, con el Dax en máximos no vistos desde 2008, lo lógico es corregir. Pero el mercado nunca se ha caracterizado por seguir las reglas de la lógica precisamente. En el lado contrario, el resto de índices tienen aún un trecho que recorrer para llegar a las cotas relativas alcanzadas por el índice alemán, lo que debería impulsarlos al alza. Pero nadie ve al Dax estancado y al resto subiendo como locos, más aún cuando el FTSE no atraviesa por el mejor de sus momentos.

Al cierre, el Dax avanzó un 0,05%, el CAC un 0,06%, el FTSE perdió un 0,05% y el Ibex quedó en tablas, exactamente igual que en la víspera, un 0,00%. Miren que es difícil cuadrarlo, pero el selectivo español es capaz de cualquier cosa. Cuidado desde mañana, que el mercado está en modo «esperar y ver«.