Mediada la sesión, el presidente Obama declaró que «el acuerdo está a la vista pero no está cerrado aún«, haciendo que el estallido de optimismo que surgió tras saberse que las posturas estaban muy cercanas se enfriara un poco.

Pero el tramo final fue espectacular. Una vez se conoció que la parte fiscal del acuerdo estaba conseguida, el mercado dio por bueno el pacto incluso sin conocer los detalles y supuso que el pacto para los recortes será más sencillo, toda vez que el propio Barack Obama ha aceptado que las restricciones presupuestarias puedan tocar a su programa estrella: el Medicare.

Wall Street ha entrado en fase euforia con todos los condicionantes favorables. Los valores al alza supusieron cinco veces más que los valores a la baja y el volumen de los que subieron en el Nyse fue hasta 28,8 veces mayor que el volumen de los que bajaron. Los índices cerraron en máximos del día y la vela tuvo un buen recorrido. Para ser la última sesión del año, hasta el volumen acompañó, lo que da algo más de validez al arranque.

Sin embargo y a pesar de mi natural optimismo, debo advertir que el acuerdo no está cerrado y que falta una parte por conseguirse. Y que el acuerdo del Senado no tiene por qué ser ratificado por la Cámara de Representantes, donde los republicanos del ala más dura cuentan con mayor presencia.

El propio Obama advirtió de este peligro, pero el mercado ha decidido obviarlo. A mí me parece excesivamente optimista pensar que el acuerdo alcanzado en el Senado va a ser asumido sin más por el belicoso John Boehner, relegado a un segundo plano en el último tramo negociador por decisión directa del presidente Barack Obama.

Lo que sí es cierto que la situación es sustancialmente mejor que al comienzo de la jornada, pero no es menos cierto que el acuerdo era poco menos que obligatorio para las dos partes. ¿Quién se presenta ante sus electores diciendo que es culpable de haber metido de nuevo al país en la recesión?

En el fondo, el acuerdo era el escenario más razonable, aunque las últimas maniobras de ambas partes habían hecho dudar a aquellos que jamás dudaron de que habría acuerdo. Ahora solo queda por arreglar el asunto de los flecos, que no es cuestión baladí, pero comparado con el componente ideológico con el que se ha negociado el apartado de impuestos, parece alcanzable de forma más sencilla.

Al cierre, euforia por todo lo alto. El Dow Jones avanzó un 1,28%, el S&P 500 un 1,69% y el Nasdaq Composite un 2,00%. Es la euforia por un acuerdo al que le faltan flecos, pero acuerdo al fin y al cabo.

Y dicho todo esto, que 2013 nos sea leve. De entrada, es el primer año desde 1987 que tiene todas sus cifras diferentes…