Estimado Sr. Rodríguez,

Como sabe, cuando se incorporó hace seis años a Gobierno, S.A, contaba con al apoyo no solo de esta dirección y del consejo de administración, sino también con el de la gran mayoría de la plantilla. Todos esperábamos que su programa de trabajo nos permitiera mantener la buena situación económica que disfrutábamos en los últimos años, aumentar la competitividad en los mercados internacionales y mejorar la política social, en base a su conocido talante.

Según usted manifestó en ese momento, crearía un equipo de gobierno eficaz, que defendería valores como la igualdad, el equilibrio social, la defensa de los derechos humanos y la mejora general de la economía, siguiendo criterios de responsabilidad social. Y todo ello, repercutiría en la productividad y la rentabilidad a todos los niveles y mantendría saneada nuestra, hasta ese momento, inmejorable situación económica.

Aunque desde el principio su actuación empezó a tomar derroteros inesperados cambiando la estrategia internacional y creando un equipo directivo basado en criterios “estéticos” de paridad más que de eficacia y profesionalidad, un núcleo importante de la organización seguía considerando acertada su candidatura. Principalmente, porque en esos momentos, no había un candidato que destacara para poder sustituirle.

Su falta de visión en cuanto a la crisis generalizada que ha afectado a las economías desarrolladas en los últimos tres años, su ceguera ante una realidad que evidenciaba la necesidad de actuar para evitar males mayores y su falta de criterio a la hora de tomar decisiones, nos ha hecho considerar, seriamente, si es la persona más adecuada para seguir al mando de esta empresa.

No es usted ajeno al hecho de que en sus seis años de mandato, se han perdido millones de puestos de trabajo, se han reducido los derechos sociales, los salarios se han estancado, la competitividad ha mermado y nuestra imagen está absolutamente deteriorada, tanto nacional como internacionalmente. Sin olvidar la pérdida de valores generalizada y la falta de identidad cultural que se ha producido.

Su ineficacia, y la de su equipo de Gobierno se ha debido esencialmente a la falta de una estrategia clara y a una agenda de trabajo sólida y bien estructurada. Esta realidad ha hecho que se hayan puesto en marcha iniciativas que han tenido que ser suspendidas; a continuos cambios en el equipo directivo y en el organigrama organizativo haciendo que aparezcan y desaparezcan departamentos que no tenían ni pies ni cabeza, pero que han supuesto un coste importante, que ha repercutido negativamente en nuestro balance.

Como gota que ha colmado el vaso, la falta de previsión y la inoportunidad de sus decisiones, han llevado al colapso al país entero obligándole a decretar el estado de alarma para solucionar el problema de los controladores aéreos. Una situación que ha supuesto pérdidas millonarias, descontento generalizado y un mazazo definitivo a nuestra imagen como destino turístico internacional.

A la vista de todas estas circunstancias que, por supuesto, están debidamente documentadas, le comunicamos su cese como presidente, con fecha 31 de diciembre de 2010.

Tomamos esta decisión sin saber quién le sustituirá pero, verdaderamente eso no nos preocupa. No hay nadie que lo pueda hacer peor.