Cuando la corrupción es ley

16/01/2013

Carmela Díaz.

Con la llegada del nuevo año ni una semana duran las buenas intenciones y las expectativas de cambio en lo que a la cosa pública se refiere. Ya se encargan estos corruptos de enfurecernos hasta rabiar en menos que canta un gallo. Porque he llegado a una dolorosa conclusión: aunque siempre defendí la existencia de políticos desinteresados, honrados, amantes del servicio público -haberlos haylos-, su silencio, su ausencia de reacción e incapacidad de denuncia ante las tropelías de compañeros requetecorruptos les convierte en cómplices. ¿Ustedes permanecerían impasibles si son conocedores que sus colegas de empresa o el personal de su equipo están incurriendo en comportamientos delictivos en el ejercicio de sus funciones? Segura estoy que inmediatamente denunciarían a sus superiores o a las autoridades.  Pues éstos que actúan bajo el paraguas de unas siglas políticas no lo hacen.  Muchos son conocedores de los tejes y manejes, corruptelas, chanchullos, prevaricaciones, nepotismos, cohechos, fraudes, comisiones ilegales, chantajes y demás lindezas cometidas por cargos públicos  pertenecientes a su partido y callan por el bien de su formación perjudicando a los ciudadanos, al país y al correcto funcionamiento de la Ley y la Justicia. Ellos no han delinquido, pero el ponerse de perfil, lavarse las manos y agachar la cabeza les hace tan miserables como los que se lo llevan calentito. Invito a los saben y callan alcen sus voces de una santa vez para poner orden y sacar al país de un agujero tan negro, en vez de ajustarse las orejeras y hacer la vista gorda con el único propósito de conservar un carguillo.

Entre medias de tanta reflexión voy asistiendo atónita a la destreza con los dineros y los negocios de la prole del molt honorable Pujol y su avispada esposa. Esos, sus hijos, que son un dechado de virtudes en el emprendimiento y el beneficio empresarial. ¡Cuánta habilidad para multiplicar el parné cual si de los panes y los peces del mismísimo Jesucristo se tratase! ¡Cuánta destreza para acumular millones de euros por doquier mientras la grandísima mayoría de empresarios las están pasando canutas para mantener a flote sus compañías! Por el amor de Dios, que contraten a estos prendas para que nos den lecciones de Know how empresarial, para que todos podamos aprender de su sabiduría y saber hacer. Si adoptamos sus técnicas -de éxito contrastado, a los hechos me remito-,  en un santiamén España recuperada y en vez de deuda, superávit de euros a tutiplén… Flipada me quedo ante la pasividad de fiscales y jueces -de momento- ante las evidencias de algo turbio en la fortuna de los Pujol.

No puedo abandonar Cataluña sin antes despotricar por la vergüenza nacional que supone el reconocimiento de una financiación ilegal por parte de Unió trincando el dinero destinado a los parados, sin que nadie pague por ello: según la Justicia los responsables del partido reconocen la pifia, devuelven el dinero y aquí paz y después gloria. Mientras Durán, ufano y desafiante -en su día proclamó a los cuatro vientos que si tal cosa se demostraba, dimitiría- saca la jeta y ahora recula: de abandonar la poltrona nanai. ¿Cómo renunciar a las prebendas, las dietas por representación del Parlamento del país del que me quiero independizar o a los exquisitos desayunos y mejores compañías del Palace? Debe cavilar el pillo de Durán mientras se descojona de nosotros en nuestra cara con el beneplácito de la cúpula de poder patria.

Para rematar la faena de estos convulsos primeros días de 2013, presencio ojiplática muchas adhesiones a favor de los presos de ETA. Estos tipos son asesinos no presos políticos. Llamemos a las cosas por su real nombre. La gran mayoría de los muertos que ha provocado esta banda terrorista tuvieron lugar en un país democrático, en un Estado de Derecho. Por los crímenes cometidos hay que pagar: tiros y bombas son tiros y bombas provengan de donde provengan. Quien apoya etarras legitima el asesinato, la violencia, la extorsión, el chantaje, la delincuencia y las técnicas mafiosas en todo en su esplendor.

Menos medias tintas, tibiezas pusilánimes, pactos en la trastienda y más sentido común, firmeza y rigor en el Gobierno de España.

 

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5 pensamientos en “Cuando la corrupción es ley

  1. ¿Pero es que esto no va a parar? ¿Pero como no vamos a estar arruinados con todo lo que nos han robado? Y lo de los Pujol ya es de chanza, como bien comenta usted con ironía. Supongo que para no tirarse de los pelos. Y ahora los millones del tesorero del partido popular que son ni más ni menos que 3.700 millones de pesetas!!!!!!!!!!!

  2. Si. La corrupcion es ley en este pais. Donde estan los jueces? Y los fiscales? Que sea un periodico el que destape los casos de los Mas, Puyoles, Barcernas… En vez de la justicia. Y luego llegara esta no justicia y los indultara a todos para que nos digan robando.

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