Las subastas de joyas son la faceta más conocida de los Montes de Piedad aunque solo representan el 5% de su actividad. Es decir, cinco de cada cien usuarios que piden un préstamo y ponen sus joyas como garantía de la operación, no pueden pagar su deuda y el lote sale a subasta.

El portal de subastas de Internet puesto en marcha en 2010 por trece cajas de ahorros de la CECA, recoge el 90% de las operaciones del mercado español. En los diez primeros meses de actividad cuenta con 5.000 usuarios registrados y ha sacado a subasta 3.558 lotes, con un precio inicial de 2,5 millones de euros que fueron adjudicados finalmente por un total de 3,6 millones. Esto significa que se revalorizaron en un 70% sobre el precio de salida.

Jesús Gracia, director del Monte de Piedad de Ibercaja, entidad participante en el portal de subastas explica que “con este sistema se obtiene mejor precio que en las subastas físicas, lo que redunda en beneficio del cliente”. De hecho, en caso de impago al vencimiento del préstamo, las joyas salen a subasta después de 16 meses y la cantidad obtenida sirve para resarcir la deuda de forma que el sobrante lo cobra el cliente.

Las ventas se han multiplicado por cinco respecto a las expectativas que las cajas tenían en el momento del lanzamiento del portal. En Ibercaja, por ejemplo, destacan que cada año hay dos mil clientes nuevos del Monte de Piedad pero que ha descendido el número de lotes que sale a subasta porque los clientes pueden conseguir por otras vías mejores precios por sus joyas si su intención es venderlas.

El alto precio del oro ha motivado la proliferación de casas de compraventa de joyas. Sin embargo, en estos lugares el préstamo que se ofrece es por un plazo de un mes y el cliente paga un 20% de interés. Además, pasado ese tiempo, el lote es irrecuperable. En el caso del Monte de Piedad, el cliente tiene trece meses para recuperar las joyas entregadas como garantía y el interés es del 4,5% anual.

El 20% de los clientes de los Montes de Piedad son inmigrantes quienes, por cuestión cultural, están habituados a endeudarse a cambio de empeñar sus alhajas. “El siguiente grupo más representativo lo forman los jubilados y viudas, personas que hace años se podían comprar joyas de precio elevado y ahora las tienen que vender por necesidad propia o para ayudar a hijos en paro”, explica el responsable de Ibercaja. Esta entidad, en concreto, ha concedido en el último año 17.000 préstamos por más de 5,5 millones de euros, lo que representa un 8% de incremento de una actividad que se ha duplicado en los últimos cinco años.