“La eurozona está sumida en una crisis de deuda pública que puede dañar a los balances de los bancos y de las compañías de seguros”. Es uno de los mensajes que transmitió Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI) en la jornada de Icea sobre previsiones para este año. Sus augurios no son precisamente optimistas: AFI habla de un PIB que caerá el 1,8% (-1,4% en 2012), un consumo que registrará un 4,4% negativo (-2,5% el año pasado) y una tasa de paro que se situará en el 27,3% (25,1% en 2012). Para el catedrático, “la tasa de paro sólo se estabilizará a partir de tasas de crecimiento del PIB superiores al 1,5%”. Los únicos datos positivos son que las exportaciones crecerán el 4,8% este año, frente al 3,2% de 2012; que el saldo público sobre PIB, que era del -8% en 2012, se colocará en el -5,1% este año; y que las necesidades de financiación exterior sobre PIB serán del 0%, frente al 1,4% del pasado ejercicio.

Ontiveros destaca que China supondrá el 40% del crecimiento que experimente el mundo este año. Crecerá el 8%; India, el 5,9%; Brasil, el 3,6%; México, el 3,2%; y Rusia, el 4%. En cambio, la eurozona registrará un -0,1%; Reino Unido apenas crecerá el 0,8% (lo mismo que Japón); y Estados Unidos, el 2,1%, “aplicando medidas totalmente distintas que la eurozona, ya que en ésta todo se condiciona a la consolidación fiscal, mientras que la Reserva Federal modula sus inyecciones al sistema en función del paro existente”.

El presidente de AFI considera que “el sistema financiero recibirá muy bien cualquier señal de mejora en la deuda pública y en el sector inmobiliario”: Pero reconoce que España no tiene perspectivas de crecimiento mejores que en 2012: el paro no va dejar de crecer y tampoco van a aumentar los ingresos tributarios. Mientras el crédito seguirá cayendo, con su impacto en el consumo de las familias y en la mortalidad y, sobre todo, en la menor natalidad de empresas, la morosidad superará el 11%. “Todo esto no favorece la recuperación inmediata” de la economía española.

Emilio Ontiveros ofrece elementos positivos en su análisis sobre las previsiones de la economía española para este año. Gracias “a la contención de los salarios y al estrechamiento de los márgenes de las empresas”, España “es más competitiva”. Es elúnico país, junto a Alemania, que ha mantenido su cuota de mercado en exportaciones. Pero el presidente de AFI subraya la dependencia de España de la eurozona, que seguirá en recesión, y de Alemania, que crecerá poco.

Lo mismo sucede con el turismo. España es el segundo país del mundo en este campo, pero para aumentar su aportación, “necesita que las economías europeas crezcan, y éstas no van a estar mejor que en 2012”.

DWS no ve el final de la caída inmobiliaria

Asoka Wöhrmann y Randy Brown, de DWS Investments (grupo Deutsche Bank), señalan en un encuentro con periodistas españoles sobre sus previsiones para este año que “la crisis de deuda no está superada” y que “2013 será una continuación de 2012”. En Europa habrá una estabilización del crecimiento, aunque “se esperan períodos de volatilidad generada por eventos políticos”. Sobre Estados Unidos, opinan que “la mejora en el sentimiento debería apoyar el crecimiento económico”. China “volverá a impulsar el crecimiento global”.

Respecto a España, “continúan las dificultades”. Los expertos de DWS Investments ven “debilidad pronunciada en todos los frentes, con impulsos negativos, tanto desde el punto de vista presupuestario como crediticio, que someten a la economía a un durísimo proceso de ajuste”. Reconocen que la balanza exterior “mejora por ambos lados (importaciones y exportaciones), compensando globalmente más de la mitad del tremendo golpe a la demanda interna causado por el ajuste presupuestario, el desplome inmobiliario, el desapalancamiento de la deuda privada y las duras condiciones crediticias”.

“El impulso crediticio sigue siendo profundamente negativo”, consideran, mientras que “no se atisba el final de la caída en el sector inmobiliario” ni tampoco “un cambio de tendencia” en la morosidad. “El desapalancamiento de la deuda privada (de hogares y empresas no financieras) tendrá que continuar durante varios años”, apuntan, y advierten del “malestar social ante el elevado nivel de desempleo”.